Picaflor y el robot pirata
Había una vez un pequeño picaflor llamado Flori, que siempre soñaba con aventuras emocionantes. Un día, mientras volaba por el bosque, encontró una extraña máquina en medio del camino.
Al acercarse, se dio cuenta de que era un robot pirata abandonado. Flori estaba muy emocionado y curioso sobre el robot. Decidió examinarlo más de cerca y descubrió que estaba en mal estado. Había partes rotas y oxidadas, pero aún así podía funcionar.
Decidido a ayudar al robot pirata, Flori se propuso repararlo. Pasó días enteros trabajando duro para arreglar todas las piezas rotas y desgastadas del robot. Finalmente, después de mucho esfuerzo y dedicación, logró hacer que el robot volviera a funcionar.
"-¡Lo hicimos! ¡El Robot Pirata está listo!"- exclamó Flori con una sonrisa en su rostro. Pero cuando encendieron al Robot Pirata algo extraño sucedió: comenzaron a salir chispas de sus ojos rojos brillantes.
El Robot Pirata parecía estar furioso e incontrolable. Flori no sabía qué hacer para detenerlo hasta que recordó algo importante: la amistad.
Recordando todas las veces que había ayudado a otros animales del bosque y cómo habían sido amigos desde entonces, decidió intentar lo mismo con el Robot Pirata. "-Amigo mío -dijo Flori-, sé lo difícil que puede ser sentirse solo e incomprendido a veces; pero estoy aquí para ti si necesitas alguien en quien confiar".
El Robot Pirata pareció calmarse ante las palabras de Flori y, poco a poco, comenzó a comprender el valor de la amistad. Juntos, Flori y el Robot Pirata se aventuraron por el bosque en busca de nuevas aventuras.
A medida que pasaba el tiempo, el Robot Pirata aprendió muchas cosas importantes sobre la vida gracias a su amigo Flori: cómo ser más amable con los demás, cómo ayudar a aquellos que lo necesitan y cómo siempre mantenerse leal a sus amigos.
Finalmente, después de muchas aventuras emocionantes juntos, llegó el momento en que Flori debía regresar al bosque para seguir explorando.
Pero antes de partir, le dejó una última enseñanza al Robot Pirata:"-Recuerda siempre que no importa lo difícil que sea la situación o cuántas veces te caigas; siempre hay alguien dispuesto a ayudarte si abres tu corazón y confías en ellos". Y así fue como un pequeño picaflor llamado Flori enseñó una gran lección al Robot Pirata sobre la amistad verdadera y el poder del trabajo duro.
FIN.