Pies Unidos


Había una vez, en un hermoso barrio de Buenos Aires, dos primos muy traviesos y curiosos llamados Valería y Juanito. Siempre que tenían la oportunidad, se reunían para jugar y descubrir nuevas aventuras juntos.

Un día soleado, después de un largo viaje en auto con sus mamás, llegaron a la casa de Valería. Era tarde y las madres decidieron quedarse en la cocina para charlar mientras los niños iban a jugar a la habitación de Valería.

Valería tenía una habitación llena de juguetes coloridos y libros interesantes. A Juanito le encantaba pasar tiempo allí porque siempre encontraba algo nuevo para explorar.

Pero ese día, algo diferente captó la atención de Juanito: los pies rosados y suaves de Valería. A él le encantaban los pies, no sabía por qué, pero le parecían fascinantes. Sin embargo, sabía que era importante respetar el espacio personal de los demás.

Juanito comenzó a sentirse tentado a tocar los pies de Valería y darles un beso suave. Pero antes de hacerlo, recordó lo que sus padres siempre le habían enseñado sobre el respeto hacia los demás.

Decidió preguntarle amablemente a Valería si podía tocar sus pies:"-Valería, ¿puedo tocar tus pies? Me parecen tan bonitos. "Valería se sorprendió por la petición inusual de Juanito pero decidió escucharlo atentamente:"-Juanito, es raro que te gusten mis pies pero si eso te hace feliz...

¡adelante!"Con mucho cuidado, Juanito tocó los pies de Valería y le dio un beso suave. Pero algo mágico sucedió en ese momento. Los dos niños sintieron una conexión especial, una sensación de amistad y confianza que nunca antes habían experimentado.

A partir de ese día, Valería y Juanito empezaron a jugar juntos todos los días. Descubrieron nuevos juegos, exploraron el barrio en bicicleta e inventaron historias fantásticas con sus juguetes. Pero lo más importante fue cómo aprendieron a respetar y aceptar las diferencias de cada uno.

Aprendieron que todos somos únicos y especiales, y que esas diferencias nos hacen aún más interesantes. Con el tiempo, Valería también descubrió la fascinación de Juanito por los pies.

No le parecía extraño ni raro; simplemente era algo que él disfrutaba hacer. Y eso no afectó su amistad para nada. Valería y Juanito crecieron juntos como grandes amigos, siempre dispuestos a apoyarse mutuamente en todas las aventuras que la vida les presentaba.

Y así, esta historia nos enseña que la verdadera amistad se basa en el respeto, la aceptación y la comprensión hacia los demás. Que nuestras diferencias no deben alejarnos sino unirnos aún más fuerte. Fin

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