Pig y el Baño Mágico



Había una vez en una granja muy divertida un cerdito llamado Pig. Pig era un cerdito muy juguetón, pero había algo que no le gustaba ni un poquito: ¡bañarse! Cuando su mamá le decía:

"Pig, es hora de bañarte. ¡Vamos al estanque!"

Pig respondía con un puchero:

"¡No quiero! No me gusta el agua, es fría y me empapa todo. ¡Además, me gusta estar sucio!"

Un día, doña Oveja decidió que era hora de ayudar a su amigo Pig. Ella sabía que un rico baño lo haría sentir fresco y feliz. Así que se le ocurrió un plan. Se acercó a Pig con una gran sonrisa.

"Hola, Pig. ¿Querés jugar un juego?"

Pig, emocionado por la propuesta, dijo:

"¡Sí, sí! Me encantan los juegos. ¿De qué se trata?"

Doña Oveja le explicó:

"Es un juego de hacer burbujas. Necesitamos un estanque mágico para jugar. Hay un estanque que está lleno de burbujas... ¡y se hacen cuando te bañas!"

Pig, muy intrigado, preguntó:

"¿Burbujas mágicas? ¿Son de verdad?"

"¡Sí! ¡Te lo prometo!" respondió doña Oveja, mientras guiñaba un ojo.

Atraído por la posibilidad de un estanque lleno de burbujas mágicas, Pig decidió seguir a doña Oveja. Caminaban juntos saltando y riendo por el sendero que los llevaba al estanque.

Cuando llegaron, Pig miró el agua brillando bajo el sol.

"¿Ves? ¡Es hermoso!" dijo doña Oveja.

Pig, un poco asustado, dudaba. Pero doña Oveja continuó:

"No te preocupes. Solo tendrás que mojarte un poquito para ver las burbujas. ¡Es como un juego!"

Finalmente, Pig se acercó al borde del estanque y, con un pequeño salto, se metió en el agua. Al principio sintió un escalofrío, pero cuando empezó a mover sus patitas, ¡las burbujas comenzaron a aparecer!"¡Mirá! ¡Mirá!" gritó Pig, emocionado.

Doña Oveja se ríe y dijo:

"¿Viste? ¡Es un estanque mágico!"

Pig se olvidó del frío y empezó a chapotear, disfrutando cada segundo. Se reía a carcajadas mientras las burbujas lo rodeaban.

"¡Esto es un verdadero carnaval!" exclamó Pig, felizmente.

Después de un buen rato de jugar, Pig emergió del agua, llenito de burbujas que le hacían cosquillas en la pancita.

"¡Estoy tan limpio! No sabía que podía ser tan divertido!"

Doña Oveja se acercó y le dijo:

"¿Ves, amigo? A veces, probar cosas nuevas puede ser increíble. ¡No hay nada de malo en un buen baño!"

Desde ese día, Pig no le tuvo más miedo al agua. Ahora, cada vez que su mamá le decía que era hora de bañarse, él respondía con una gran sonrisa:

"¡Sí! ¡Vamos al estanque!"

Y así, Pig aprendió que a veces, un poco de agua y burbujas pueden convertir un día normal en una gran aventura.

FIN.

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