Pipito, el mosquito especial
En un hermoso jardín, vivía Pipito, un mosquito muy especial. Tenía alas multicolor, un cuerpo blanco como la nieve, y su comida favorita eran las dulces flores que crecían en el jardín.
Pipito pasaba sus días volando de flor en flor, disfrutando los coloridos atardeceres y buscando amigos con quien compartir su alegría. A pesar de ser un mosquito, todos en el jardín lo adoraban, ya que era amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar.
Un día, mientras revoloteaba cerca de un riachuelo, escuchó un suave llanto. Era Lunita, una luciérnaga que había perdido su brillo. ― ¿Qué te sucede, Lunita? ― preguntó Pipito con preocupación.
― He perdido mi brillo, ya no puedo alumbrar las noches ― respondió tristemente Lunita. Sin dudarlo, Pipito decidió ayudar a su amiga. Recordó que en lo profundo del jardín vivía la hada de las flores, quien poseía una poción mágica que podía devolver el brillo a Lunita.
Con valentía, Pipito emprendió su viaje en busca de la poción. En su travesía, conoció a muchos habitantes del jardín: la hormiga trabajadora, el caracol tranquilo, y el colibrí juguetón. Con cada uno de ellos, compartió su alegría y amabilidad, ganándose su amistad.
Finalmente, luego de superar obstáculos y desafíos, Pipito encontró a la hada de las flores. Con gentileza y sinceridad, le explicó la situación de Lunita, y la hada, conmovida por la determinación de Pipito, le entregó la poción mágica.
Contento de haber ayudado a su amiga, Pipito regresó al riachuelo. Al llegar, Lunita bebió la poción y, ante la mirada asombrada de todos, su brillo resplandeció más que nunca.
Desde ese día, el jardín se llenó de luz en las noches, y Pipito se convirtió en un héroe para todos sus amigos. A partir de entonces, cada atardecer se convertía en una celebración en honor a la valentía y generosidad de Pipito, el mosquito especial.
FIN.