Piqui, Zumbi y la valiente Nora



Había una vez en un hermoso jardín, dos mosquitos muy traviesos llamados Piqui y Zumbi. Les encantaba hacer travesuras y picar a todos los que se les cruzaran en el camino.

Un día, mientras volaban por el jardín, vieron a una niña llamada Nora jugando felizmente. - ¡Mira Zumbi, esa niña se ve deliciosa! Vamos a picarla y divertirnos un rato - dijo Piqui emocionado. Zumbi asintió con entusiasmo y ambos mosquitos se acercaron sigilosamente hacia Nora.

Pero justo cuando estaban a punto de picarla, Nora movió rápidamente su mano y los espantó. - ¡Ay no! ¡Qué susto nos dio esa niña! - exclamó Zumbi mientras volaban lejos para recuperarse del sobresalto.

Decididos a cumplir su misión de picar a Nora, los mosquitos idearon un plan aún más astuto. Esta vez esperarían a que la niña estuviera dormida para atacar sin ser descubiertos.

Esa noche, cuando Nora ya estaba profundamente dormida en su cama, Piqui y Zumbi se acercaron sigilosamente. Pero justo cuando estaban por picarla, un rayo de luna iluminó la habitación revelando su presencia. Nora despertó sobresaltada y empezó a agitar sus manos para ahuyentarlos.

- ¡Oh no! ¡Nos descubrió otra vez! - exclamó Piqui frustrado mientras huían rápidamente de la habitación. Los días pasaron y los mosquitos seguían intentando picar a Nora sin éxito.

Cada vez que lo intentaban, algo salía mal: un gato los atrapaba antes de llegar a ella, o un fuerte viento los desviaba de su objetivo. Poco a poco, Piqui y Zumbi comenzaron a darse cuenta de que sus travesuras no solo causaban molestias sino que también ponían en peligro su propia seguridad.

Un día, cansados de tanto fracaso, los mosquitos decidieron cambiar su actitud hacia Nora. En lugar de querer picarla, buscaron formas de ayudarla: espantaron a otros insectos molestos que se acercaban a ella e incluso la protegieron de una araña peligrosa.

Nora notó el cambio en el comportamiento de los mosquitos y les sonrió con gratitud. - Gracias por ayudarme en lugar de querer lastimarme. Son unos buenos amigos después de todo - dijo con ternura.

Piqui y Zumbi sintieron alegría al escuchar las palabras de Nora y comprendieron que la verdadera amistad va más allá de las travesuras o las intenciones maliciosas.

A partir de ese día, los tres amigos compartieron muchas aventuras juntos en el jardín, aprendiendo unos de otros y demostrando que siempre hay espacio para cambiar y crecer como personas (y como mosquitos).

Y así termina esta historia sobre dos mosquitos traviesos que encontraron el verdadero significado del compañerismo junto a una valiente niña llamada Nora.

FIN.

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