PIZZA GIGANTE EN LA ISLA DE LA SALUD
Había una vez, en un colorido pueblo llamado Comidalandia, una enorme pizza que se hacía llamar PIZZA GIGANTE. Era tan grande que no cabía en ninguna mesa, y su aroma irresistible atraía a todos los niños del lugar, quienes siempre querían un pedacito de ella.
Un día, mientras PIZZA GIGANTE disfrutaba de un día soleado, decidió que iba a celebrar una fiesta en su honor. "¡Voy a invitar a todos los niños de Comidalandia!"- exclamó emocionada. Así que, con su gran corazón fondue de queso, comenzó a preparar un banquete con todas sus variedades favoritas: pepperoni, cuatro quesos, vegetales y hasta dulce de leche.
Sin embargo, en medio de la preparación, PIZZA GIGANTE se olvidó de una cosa muy importante: ¡no podía comer toda la pizza que iba a servir!"No, no, no. Solo un pedacito de cada una,"- se dijo a sí misma, pero al ver las delicias, no pudo resistirse y comió un pedazo de cada tipo.
Cuando llegó la hora de la fiesta, todos los niños bailaban y reían, pero de repente, PIZZA GIGANTE comenzó a sentirse rara. "Ay, creo que me siento un poco... incómoda,"- murmuró. Los niños notaron que su queso se había vuelto algo blando y su masa, más pesada.
"¿PIZZA GIGANTE, todo bien?"- preguntó Lucía, una niña con trenzas.
"No... creo que comí demasiado. Me duele un poco el estómago,"- dijo con voz apagada.
Los niños se preocuparon. "¿Pero cómo puede ser eso? ¡Eres la pizza más deliciosa y gigante del mundo!"- exclamó Juan, mirando con sorpresa.
Mientras tanto, un sabio anciano llamado Don Fideo, que era un espagueti de largas letras, se acercó. "Hija, querida, a veces comer más de lo necesario no es lo mejor. Debes recordar que tu salud también es importante,"- le dijo con una sonrisa.
PIZZA GIGANTE suspiró. "Tienes razón, Don Fideo. ¿Qué debería hacer ahora?"-
"Tal vez debas descansar y comer cosas más sanas. A veces, las frutas y las verduras pueden ayudar a que te sientas mejor,"- sugirió Don Fideo.
Con la ayuda de todos los niños, PIZZA GIGANTE se recostó en una manta y comenzó a probar jugos de frutas y ensaladas que los chicos prepararon. "¡Esto está buenísimo!"- exclamó, sintiéndose un poco mejor.
"¿Ves? Ser saludable no significa dejar de comer cosas ricas. Solo hay que encontrar el equilibrio,"- dijo Lucía, mientras le ofrecía un batido de frutas.
La fiesta continuó, pero esta vez, con PIZZA GIGANTE disfrutando de cada bocado sin excederse. Aprendió que lo más importante eran las risas y la compañía, y no solo el comer.
Al final del día, PIZZA GIGANTE se quedó con un gran aprendizaje. "Ahora sé que ser saludable me permitirá hacer más fiestas y tener más amigos por mucho tiempo. ¡Gracias a todos ustedes!"- dijo feliz.
Desde entonces, PIZZA GIGANTE nunca olvidó la importancia de comer de todo un poco. Y siempre que había una fiesta, ella no solo compartía sus deliciosos sabores, sino que también les enseñaba a los niños sobre la alimentación saludable. Así, juntos aprendieron que la felicidad no solo se encuentra en la comida, sino en todos los momentos divertidos que se comparte con amigos. Y así, en Comidalandia, la gran pizza se convirtió en el símbolo de la diversión y la buena alimentación.
¡Y colorín colorado, esta historia se ha terminado!
FIN.