Plumas de amor
Había una vez un pequeño pájaro llamado Mateo que vivía en un hermoso bosque. Era un pajarito muy especial, con plumas de colores brillantes y un canto melodioso que alegraba a todos los animales del lugar.
Pero había algo diferente en la vida de Mateo. Su mamá nunca pudo cuidarlo ni verlo crecer, y él sentía que era su culpa.
A pesar de tener amigos y ser querido por todos, siempre había una tristeza profunda dentro de él. Un día, mientras volaba por el bosque, Mateo se encontró con el sabio búho Don Héctor. El búho notó la tristeza en sus ojos y decidió acercarse para hablar con él.
"Hola, pequeño Mateo", dijo Don Héctor con voz calmada.
"He notado que llevas una carga muy pesada en tu corazón ¿Qué te preocupa?"Mateo bajó la cabeza y explicó: "Don Héctor, siento que es mi culpa no haber conocido a mi mamá ni haberla cuidado cuando nací. Me duele mucho pensar en todo lo que me he perdido. "El sabio búho reflexionó por un momento antes de responder: "Querido Mateo, es normal sentir tristeza cuando pensamos en cosas que no podemos cambiar.
Pero debes recordar que tú no tienes la culpa de nada". Mateo levantó su cabecita sorprendido: "¿Cómo puede ser eso? Si yo hubiera nacido antes o si alguien más me hubiera cuidado... "Don Héctor interrumpió gentilmente: "Escucha atentamente, pequeño Mateo.
A veces, las cosas suceden de una manera que no podemos entender. Pero eso no significa que tengamos la culpa o que seamos responsables de ellas".
Mateo reflexionó sobre las palabras del sabio búho y poco a poco comenzó a comprender. Aunque nunca había conocido a su mamá, él tenía la oportunidad de construir una vida llena de amor y felicidad. "Don Héctor, ¿qué puedo hacer para superar esta tristeza?", preguntó Mateo con esperanza en sus ojos.
El búho sonrió y respondió: "Querido Mateo, te propongo algo especial. Cada día, antes de dormir, cierra los ojos y piensa en todo lo hermoso que tienes en tu vida. Imagina un futuro lleno de aventuras y amigos leales".
Mateo asintió emocionado: "¡Lo haré! Gracias por tus sabias palabras, Don Héctor". A partir de ese día, Mateo comenzó a practicar el ejercicio propuesto por el búho sabio.
Cada noche cerraba los ojos y se imaginaba volando por el bosque junto a sus amigos animales. Sentía la alegría y el amor que lo rodeaban.
Con el tiempo, la tristeza en el corazón de Mateo se fue desvaneciendo hasta convertirse en gratitud por todas las experiencias maravillosas que estaba viviendo. Y así pasaron los años. Mateo creció rodeado del cariño y la amistad de todos los animales del bosque. Su canto se convirtió en leyenda y su historia inspiradora llegó a todos los rincones.
La moraleja de esta historia es que, a pesar de las circunstancias difíciles, siempre podemos encontrar la felicidad si aprendemos a valorar lo que tenemos y a construir un futuro lleno de amor y esperanza.
Y así, Mateo el pajarito encontró su propósito en la vida y demostró al mundo que no importa de dónde vengamos ni cómo comience nuestra historia, lo importante es cómo decidimos vivirla.
FIN.