Plumas y Patas
Había una vez en un hermoso jardín, un loro llamado Verde y un perro llamado Amigos. Ambos vivían en casas vecinas y eran grandes amigos.
Un día soleado, Verde volaba de rama en rama cantando alegremente cuando vio a Amigos jugando solo en el patio trasero de su casa.
Se acercó rápidamente y dijo: "¡Hola, Amigos! ¿Quieres jugar?"Amigos levantó la cabeza con emoción y respondió: "¡Claro que sí, Verde! Pero ¿cómo podemos jugar si somos tan diferentes?"Verde pensó por un momento y sonrió traviesamente. "¡Tengo una idea!", exclamó. "Podemos inventar nuestro propio juego". Ambos amigos se pusieron a pensar y luego de unos minutos tuvieron una idea genial.
Decidieron hacer una competencia para ver quién podía encontrar más huesos enterrados en el jardín. Así que comenzaron a buscar por todos lados, escarbando con sus patas o picoteando con su pico entre las flores y arbustos del jardín.
Cada vez que encontraban un hueso, lo colocaban en una canasta. Pasaron horas buscando incansablemente hasta que finalmente llegaron al último rincón del jardín. Para sorpresa de ambos, habían encontrado exactamente la misma cantidad de huesos.
Se miraron el uno al otro con alegría y asombro. "¡Lo logramos!", exclamaron al mismo tiempo. De repente, oyeron un ruido proveniente del árbol más alto del jardín. Era Don Conejo quien los estaba observando.
"¡Felicitaciones, chicos! Han demostrado que la amistad y el trabajo en equipo son más importantes que nuestras diferencias". Verde y Amigos se sintieron muy orgullosos de sí mismos y agradecidos por la lección que habían aprendido.
Se dieron cuenta de que no importaba si eran un loro o un perro, lo importante era disfrutar juntos y apoyarse mutuamente. Desde ese día, Verde y Amigos jugaron todos los días en el jardín. Ya no les importaban sus diferencias, solo valoraban su amistad sincera.
Y así, con risas y juegos, Verde y Amigos demostraron al mundo que las diferencias no deben ser obstáculos para la amistad verdadera. Fin.
FIN.