Plutón y su gran aventura
En una pequeña y colorida ciudad, vivía un gato llamado Plutón. Era un gato de pelaje suave y gris con ojos grandes y curiosos. Un día, mientras exploraba el jardín de su vecino, Plutón se distrajo siguiendo a una mariposa que danzaba en el aire.
- ¡Espera! - maulló Plutón mientras corría tras ella. Pero cuando se dio cuenta, la mariposa se había ido y él ¡estaba perdido!
Plutón miraba a su alrededor y no reconocía nada. Estaba lejos de su casa, y además tenía mucha hambre.
Pasaron varias horas y Plutón decidió que necesitaba ayuda. Caminó hacia un parque cercano y allí se encontró con varios animales: un perro llamado Oliver, una ardilla llamada Ana y un loro llamado Pablo.
- ¡Hola, Plutón! - ladró Oliver al verlo. - ¿Por qué pareces tan asustado?
- Me perdí y tengo mucha hambre. - dijo Plutón con un suspiro. - No sé cómo volver a casa.
- ¡No te preocupes! - exclamó Ana mientras saltaba de rama en rama. - Te ayudaremos a encontrar el camino.
- Pero primero, tienes que decirnos dónde vivís. - dijo Pablo volando alrededor de Plutón.
Plutón miró hacia abajo, donde llevaba la chapita de identificación que le había hecho su dueño. Temía que los otros no pudieran leerla. En ese momento, se dio cuenta de que su chapita tenía su nombre y también el número de teléfono de su dueño.
- ¡Esa es una buena idea! - dijo Plutón emocionado. - Podemos llamar a mi dueño para que me venga a buscar.
Todos los animales se acercaron para leer la chapita.
- Sí, aquí dice "Plutón" y un número de teléfono. - leyó Ana.
- ¡Yo puedo volar y buscar un teléfono! - dijo Pablo.
Así que Pablo voló alto hasta encontrar una casa con un jardín lleno de flores. Allí había una niña llamada Sofía, que estaba jugando con sus juguetes.
- ¡Sofía! - gritó Pablo mientras se posaba en su ventana. - ¡Necesitamos tu ayuda!
Sofía miró hacia afuera y se sorprendió al ver al loro.
- ¿Qué pasa? - preguntó.
- Suéltame el teléfono - le pidió Pablo. - Plutón, un gato perdido, necesita que lo ayuden a volver a casa.
Sofía, que era buena y amable, decidió ayudar a Plutón. Tomó un teléfono y marcó el número que estaba en la chapita.
Mientras tanto, Plutón y los otros animales esperaban nerviosamente.
- ¿Crees que lo lograrán? - preguntó Oliver, moviendo la cola.
- ¡Sí! ¡Tengo fe! - dijo Plutón intentando ser optimista.
Finalmente, después de un rato que parecieron horas, Sofía llegó al parque con su mamá.
- ¡Plutón! - gritó Sofía emocionada al reconocerlo. - ¡Te hemos encontrado!
Plutón corrió hacia ella, frotándose contra sus piernas con alegría.
- ¡Gracias a todos! - maulló feliz. - No sé qué habría hecho sin su ayuda.
- Siempre hay que ayudar a los demás - dijo Oliver. - Ahora volvamos a casa.
Sofía, con el gato en brazos, llevó a Plutón de regreso a su hogar. Mientras caminaban, Plutón pensó en lo afortunado que era de tener amigos tan increíbles y en cómo siempre es importante ayudar a los que nos necesitan.
Desde ese día, Plutón nunca salió solo de casa y siempre recordaría la gran aventura que vivió y las amistades que hizo por el camino. Y cada vez que veía a sus amigos en el parque, se aseguraba de cuidarlos como ellos lo cuidaron a él.
Plutón nunca olvidaría la lección: juntos, siempre podemos encontrar el camino de regreso a casa.
FIN.