podría ser Vergoto y la amistad inesperada


Había una vez un monstruo llamado Vergoto. Era un ser grande y animal, con grandes garras afiladas y dientes puntiagudos. Pero lo que más caracterizaba a Vergoto eran sus flatulencias.

Cada vez que se emocionaba o estaba nervioso, soltaba unas flatulencias tan fuertes que hacían temblar el suelo. Vergoto vivía en una cueva alejada del pueblo de los humanos. No tenía amigos ni familiares cercanos, ya que todos huían de él debido a su olor insoportable.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Vergoto escuchó unos ruidos extraños cerca de su cueva.

Al acercarse descubrió a un grupo de animales pequeños y asustados que habían perdido su hogar debido a la tala de árboles en el bosque. Vergoto no sabía qué hacer al principio, pero pronto decidió ayudarlos construyéndoles una casa nueva con ramitas y hojas secas. "¡Wow! Gracias Vergoto", exclamaron los animales sorprendidos por la generosidad del monstruo.

Pero cuando llegaron los humanos al lugar donde antes estaban las casas destrozadas de los animalitos, se llevaron una gran sorpresa al ver la casa nueva construida por Vergoto y sus nuevos amigos animales.

Los humanos miraron incrédulos a Vergoto mientras este les explicaba lo ocurrido:"Quería ayudarlos porque me pareció muy triste que perdieran sus hogares". Los humanos quedaron impresionados por la nobleza del monstruo e incluso algunos empezaron a acercarse para conocerlo mejor.

Descubrieron que Vergoto no era tan malo como todos pensaban, y que sus flatulencias eran simplemente una reacción natural de su cuerpo. "Perdónanos por juzgarte sin conocerte", dijeron los humanos arrepentidos. Así, Vergoto se convirtió en un amigo para todos los habitantes del bosque y el pueblo cercano.

Se sentía feliz por haber encontrado amigos verdaderos que lo aceptaban tal cual era. La moraleja de esta historia es que nunca debemos juzgar a alguien por su apariencia o comportamiento, ya que siempre hay más detrás de lo evidente.

Además, siempre podemos encontrar amigos en los lugares menos esperados si aprendemos a ser generosos y amables con aquellos que nos rodean.

Dirección del Cuentito copiada!