POLLITO LUNÁTICO Pio y el Salto al Espacio



Había una vez, en un planeta violeta lleno de colores brillantes, un pequeño pollito llamado Pio. Pio era un pollito muy especial, porque en su planeta existía una leyenda que decía que todos los pollitos debían saltar al otro lado del mundo antes de cumplir un año, o de lo contrario, se convertirían en cristal.

Pio veía a los otros pollitos prepararse para el gran salto, y aunque sus amigos parecían emocionados, él sentía un nudo en la pancita. No tenía miedo de volar, sino de no ser capaz de saltar. Una tarde, mientras miraba cómo los adultos daban consejos y contaban historias sobre el cielo estrellado, Pio se acercó a su madre.

"Mamá, ¿y si fallo?" - preguntó con su vocecita temblorosa.

"Pio, el miedo es una parte del crecimiento. A veces podemos sentir que no somos lo suficientemente fuertes, pero tú tienes un gran corazón. ¡Confía en ti!" - le contestó su mamá con una sonrisa cariñosa.

A medida que se acercaba el día del salto, Pio se sentía más nervioso cada día. La mañana del gran día, se paró en el borde del precipicio que llevaba al espacio. Miró hacia abajo y todo le pareció inmenso. Su corazón latía con fuerza. Entonces, sintió que no podía hacerlo.

"Ya está, no puedo!" - exclamó angustiado. Entonces, escuchó una voz suave que venía de atrás.

"Pio, no te rindas. ¡Eres más fuerte de lo que crees!" - era su abuela, quien siempre había tenido fe en él.

El pollito miró alrededor, y aunque quería rendirse, las palabras de su abuela tocaron algo dentro de él.

"Pero, ¿qué tal si me convierto en cristal?" - preguntó Pio, dudando.

"Solo si decides quedarte aquí. La vida está llena de riesgos, pero también de recompensas. Every journey begins with the first leap!" - le dijo su abuela, haciendo un gesto hacia el cielo.

Con esos pensamientos en su mente, Pio sintió que el nudo en su pancita comenzaba a aflojarse. Así que, respirando hondo y tomando valentía, se preparó para dar el salto.

"¡Voy a hacerlo!" - gritó Pio.

Con un gran aleteo, se lanzó al espacio. Al principio, todo parecía borroso y un poco aterrador. Sintió que el viento le pasaba por las plumas. Los momentos de dudas volvieron, pero entonces recordó las palabras de su abuela.

"No te rindas, Pio. ¡Eres fuerte!"

Finalmente, tras lo que pareció una eternidad volando, Pio aterrizó suavemente en el otro lado del mundo. Su corazón estaba en llamas, no de miedo, sino de alegría y pura felicidad.

"¡Lo logré!" - exclamó Pio, casi sin poder creérselo. Observó su entorno, todo era diferente. Había flores de colores brillantes, un sol radiante y un arcoíris deslumbrante en el cielo. En ese instante, supo que su vida cambiaría para siempre.

Las horas pasaron mientras Pio exploraba el nuevo mundo lleno de aventuras. Hizo nuevos amigos y aprendió que el valor no venía solo de la ausencia del miedo, sino de la disposición a enfrentar ese miedo.

Regresó al planeta violeta con el corazón lleno de historias para contar. Sabía que el verdadero tesoro no era solo haber evitado convertirse en cristal, sino haber encontrado su fuerza interior.

Y así, Pio el pollito lunático se convirtió en un símbolo de valentía para todos en su planeta. Desde entonces, todos los pollitos que debían saltar al mundo lo hacían con su espíritu, con la certeza de que dentro de ellos había una chispa que podía brillar con luz propia.

Fin.

FIN.

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