Polo y Sergio en el Reino de las Matemáticas
Había una vez, en un reino lejano, dos amigos inseparables llamados Polo y Sergio. Ellos vivían en un colorido pueblo al pie de la montaña, donde el sol siempre brillaba y la música nunca faltaba. El reino era gobernado por el Rey Nicolás, un hombre muy sabio que tenía una particular pasión por las matemáticas, especialmente el álgebra.
Un día, mientras bailaban en la plaza central, Polo le dijo a Sergio:
"Che, ¿no te parece que deberíamos ir a conocer al Rey Nicolás? Escuché que para entrar a su reino hay que pasar un examen de matemáticas".
Sergio, emocionado, respondió:
"¡Sí! Pero, Polo, ¡el examen es de álgebra! No sé si estoy listo para algo así".
Polo sonrió con confianza.
"No te preocupes, amigo. Juntos podemos estudiar y prepararnos. Siempre hemos sido un gran equipo".
Ambos amigos decidieron preparar un plan de estudio. Pasaron días y noches resolviendo ecuaciones, practicando operaciones y divirtiéndose con acertijos numéricos. Mientras estudiaban, descubrieron que el álgebra no solo era un conjunto de reglas y números, sino un lenguaje mágico que les permitía resolver problemas y entender mejor el mundo que les rodeaba.
Llegó el día del examen, y Polo y Sergio estaban ansiosos pero emocionados. Se presentaron en la entrada del castillo del Rey Nicolás y un guardia les dijo:
"Para entrar, deben completar este enigma matemático. Resuelvan: Si x + 3 = 7, ¿cuánto vale x?".
Polo frunció el ceño, mientras que Sergio comenzó a recordar lo que habían aprendido:
"Es fácil, Polo. Si le restamos 3 a ambos lados de la ecuación, nos queda x = 4".
"¡Eso!" exclamó Polo, y se lo dijeron al guardia, quien sonrió y los dejó pasar.
Al entrar, se encontraron en una sala grandiosa donde el Rey Nicolás esperaba con una sonrisa.
"¡Bienvenidos, amigos! Estoy encantado de conocer a dos jóvenes tan entusiastas con las matemáticas. Ahora, para demostrar su amor por los números, deben resolver tres desafíos".
Los amigos se miraron con determinación.
"¡Estamos listos!" dijo Polo.
El Rey Nicolás les presentó su primer desafío:
"Este es un rompecabezas matemático. Si tengo cinco manzanas y le doy tres a mi amigo, ¿cuántas manzanas me quedan?".
Rápido, Sergio respondió:
"¡Dos manzanas!".
—"Correcto" asintió el rey.
Para el segundo desafío, el rey les planteó una ecuación un poco más complicada:
"Resuelvan: 2y - 4 = 10".
Polo tomó un profundo respiro y recordó el proceso que habían practicado.
"Primero, sumamos 4 a ambos lados, así que 2y = 14. Luego, dividimos entre 2. Entonces, y = 7".
"¡Increíble!" exclamó el Rey Nicolás.
Después de dos desafíos exitosos, llegó el momento del tercer reto. El rey sonrió maliciosamente.
"Este es el más difícil. Imagina que tienes un triángulo con dos lados que miden 5 cm y 7 cm, y necesitas encontrar el tercer lado. ¿Cuáles son tus opciones?"
Polo y Sergio se miraron, confundidos.
"Pero... no sabemos de geometría" dijo Sergio con voz temerosa.
"No tiremos la toalla. ¡Lo resolveremos juntos!" dijo Polo.
Recordaron lo que el rey les había enseñado anteriormente sobre la suma y la resta de los lados de un triángulo, así que se pusieron a pensar.
"Teniendo en cuenta que el tercer lado debe ser menor que la suma de los otros dos y mayor que su diferencia, podemos deducir que el tercer lado debe ser mayor que 2 cm y menos que 12 cm".
"¡Exacto!" aplaudió el Rey Nicolás.
"No solo han resuelto el problema, sino que también han demostrado un gran trabajo en equipo. Han dominado el álgebra y han pasado mis tres desafíos".
Polo y Sergio saltaron de alegría.
"¡Hemos pasado, Sergio! ¡Estamos en el reino!".
El Rey Nicolás, orgulloso de su esfuerzo, les ofreció la oportunidad de unirse a su corte como aprendices de matemáticas.
"Aquí, en mi reino, el conocimiento y la amistad siempre serán valorados".
Polo y Sergio aceptaron encantados y a partir de aquel día, no solo aprendieron más sobre las matemáticas, sino también sobre la importancia de la amistad y el trabajo en equipo. Con cada baile, canción y matemáticas, hicieron del reino un lugar aún más vibrante y lleno de alegría.
Y así, la historia de Polo y Sergio se convirtió en una leyenda dentro del reino, mostrando que con esfuerzo y unión, todo es posible.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.