Pongo y su chupete
Había una vez un perro dálmata llamado Pongo. Pongo era un perro muy feliz y juguetón, pero tenía un pequeño problema: no podía dejar su chupete. Pongo llevaba su chupete a todas partes.
Lo sostenía con sus dientes todo el tiempo y se negaba a soltarlo. Incluso cuando estaba durmiendo, lo mantenía cerca de él.
Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos caninos, uno de ellos se acercó y le preguntó por qué siempre llevaba su chupete. Pongo se sintió avergonzado al principio, pero luego confesó que le ayudaba a sentirse seguro y cómodo. Sus amigos trataron de convencerlo para que dejara el chupete, pero Pongo simplemente no podía hacerlo.
Se sentía demasiado asustado sin él. Sin embargo, un día algo increíble sucedió: mientras Pongo estaba corriendo detrás de una pelota en el parque, su chupete cayó al agua del estanque cercano.
El pobre perro trató desesperadamente de recuperarlo, pero fue inútil. Pongo se sintió perdido sin su chupete durante unos días después del incidente. Era difícil para él dormir o jugar sin tener algo en lo que apoyarse.
Fue entonces cuando decidió hablar con sus amigos sobre cómo superar esta adicción al chupete. Sus amigos escucharon atentamente e incluso le sugirieron diferentes maneras de distraerse y mantenerse ocupado sin necesidad del objeto.
Poco a poco, con la ayuda de sus amigos caninos y mucha determinación propia, Pongo logró superar su adicción al chupete. Se dio cuenta de que no necesitaba un objeto para sentirse seguro y cómodo; tenía la fuerza dentro de sí mismo.
Desde ese día en adelante, Pongo se sintió más fuerte y confiado que nunca antes. Y sus amigos lo admiraron por haber enfrentado su miedo y haberlo superado. "Gracias por ayudarme a dejar mi chupete", dijo Pongo sonriendo a sus amigos. "¡No hay problema!", respondieron todos juntos con alegría.
Y así, Pongo aprendió una valiosa lección: aunque puede ser difícil dejar algo que te hace sentir seguro, siempre es posible encontrar la fuerza interior para hacerlo.
FIN.