Porotita en el Jardín del Ayen Hue


Había una vez en el Jardín del Ayen Hue, un lugar mágico lleno de colores y risas, donde los niños y niñas jugaban felices bajo el sol.

Un día soleado, mientras los pequeños se divertían en los juegos y exploraban las plantas del jardín, una tortuga llamada Porotita decidió aventurarse más allá de los patios del vecindario y llegar hasta aquel hermoso lugar. Porotita era una tortuga curiosa y valiente que siempre buscaba nuevas experiencias.

Al ver la alegría y la diversión que reinaban en el Jardín del Ayen Hue, decidió que quería formar parte de todo aquello.

Con paso lento pero constante, se adentró en el jardín hasta llegar a la sala donde los niños y niñas se reunían para escuchar cuentos y aprender cosas nuevas. Al principio, todos se sorprendieron al ver a Porotita entrar arrastrando su caparazón con determinación. Pero pronto descubrieron lo especial que era aquella tortuga viajera.

Los niños y niñas se acercaron con curiosidad a conocerla, fascinados por sus ojos brillantes y su forma tranquila de moverse. - ¡Hola! Soy Porotita, ¿y ustedes quiénes son? -preguntó la tortuga con amabilidad.

Los niños emocionados le contaron sobre ellos mismos e inmediatamente se formó un lazo entre Porotita y los pequeños del jardín. Desde ese día, la tortuga se convirtió en parte de las actividades diarias en el Jardín del Ayen Hue.

Acompañaba a los niños en sus juegos, les contaba historias sobre sus viajes por diferentes lugares e incluso les enseñaba lecciones importantes sobre el cuidado del medio ambiente y la importancia de ser valientes ante las adversidades.

Un día, mientras exploraban juntos un rincón secreto del jardín lleno de flores coloridas, los niños escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Con temor inicial pero con coraje inspirado por Porotita, decidieron investigar qué era aquello que perturbaba la paz del jardín.

- ¡Vamos chicos! No hay nada que temer cuando estamos juntos -dijo Porotita con voz calmada pero firme. Al acercarse al arbusto descubrieron a un pajarito atrapado entre las ramas. Sin dudarlo, trabajaron en equipo para liberarlo cuidadosamente.

El pajarito les miró agradecido antes de emprender vuelo hacia el cielo azul.

Los niños aprendieron una gran lección aquel día: que la valentía no significa no tener miedo sino enfrentarlo aun sintiéndolo; que juntos podían lograr cosas maravillosas; y que cada ser vivo en este mundo merece respeto y ayuda cuando lo necesita. Con el tiempo, Porotita siguió su camino hacia nuevos horizontes llevando consigo recuerdos imborrables de su estadía en el Jardín del Ayen Hue.

Los niños guardaron en sus corazones las enseñanzas de su amiga tortuga viajera y continuaron creciendo sabiendo que siempre tendrían a alguien especial velando por ellos desde algún lugar lejano.

Y así fue como la historia de Porotita se convirtió en leyenda dentro del Jardín del Ayen Hue, inspirando a generaciones futuras a ser valientes exploradores tanto dentro como fuera de sí mismos.

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