Primer día de escuela
Era un soleado lunes por la mañana y todos los chicos estaban llenos de nervios. Nino, Mario, Lupita y Florencia estaban parados frente a la puerta de la escuela, mirando asombrados los coloridos murales que decoraban la entrada.
"¡No puedo creer que ya empezamos primer grado!" - dijo Nino, ajustándose su mochila nueva.
"Sí, estoy un poco nervioso. ¿Y si no me hago amigo de nadie?" - respondió Mario, mordiéndose las uñas.
"No te preocupes, Mario. Todos estamos aquí por primera vez. Seguro haremos amigos enseguida" - lo tranquilizó Lupita.
"Yo escuché que la maestra es súper buena. Me dijo mi hermana que siempre hace juegos divertidos" - comentó Florencia, cruzando los dedos para que eso fuera cierto.
Cuando entraron al aula, fueron recibidos por una sonrisa cálida de su maestra.
"¡Hola, chicos! Soy la Maestra Laura. Estoy muy contenta de conocerlos. Hoy vamos a jugar y también aprender muchas cosas nuevas" - dijo ella, mientras los invitaba a sentarse en circulo.
Los chicos se sentaron en el suelo, un poco inseguros pero intrigados.
"Voy a pasarles una pelota" - anunció la Maestra Laura "cuando la tengan, deberán decir su nombre y algo que les guste".
La primera en agarrar la pelota fue Florencia.
"Soy Florencia, y me gusta mucho el helado" - dijo con una sonrisa.
"Yo soy Nino y me gusta jugar al fútbol" - dijo mientras pasaba la pelota a Mario.
"Soy Mario y me encanta dibujar" - dijo Mario, sonrojándose.
Finalmente, le llegó la pelota a Lupita.
"Soy Lupita, y me gusta leer cuentos" - dijo emocionada, mientras la pelota volvía a la maestra.
"¡Qué lindo escuchar lo que les gusta! Ahora, vamos a hacer un juego de amistad" - dijo la Maestra Laura.
Ella sacó de su mochila una caja llena de tarjeta con preguntas divertidas.
"Vamos a usar estas tarjetas para conocernos mejor. Cada uno deberá sacar una, leerla y responderla" - sugirió.
Nino fue el primero en elegir. Leyó su tarjeta y dijo:
"¿Cuál es tu superpoder?" - y rió "Yo creo que mi superpoder es correr rápido para jugar al fútbol".
Lupita tomó la siguiente tarjeta y la leyó en voz alta:
"¿Qué animal te gustaría ser?" - y al pensarlo, dijo:
"Me encantaría ser un pájaro para poder volar libremente".
Así continuaron con las tarjetas, hasta que llegó el turno de Mario.
"¿Qué te hace feliz?" - preguntó, y tras unos segundos de reflexión, dijo:
"Jugar con mis amigos en el parque".
Cuando le llegó el turno a Florencia, decidió compartir algo sobre sí misma:
"Yo me siento feliz cuando leo un libro de aventuras".
Después de varios juegos, los chicos se sintieron más cómodos y comenzaron a reír y charlar entre ellos.
"¡Son amigos! ¡Ya está! ” - exclamó Nino, emocionado.
Pero de repente, la Maestra Laura hizo un gesto para hablar.
"Chicos, ¿les gustaría hacer un proyecto juntos? Podemos crear un mural en esta pared" - propuso, señalando un espacio en blanco.
Los chicos se miraron entre ellos, llenos de entusiasmo.
"¡Sí! ¡Es una gran idea!" - gritaron todos a la vez.
Así, comenzaron a diseñar lo que querían pintar. Cada uno aportaba ideas:
"Podemos hacer un sol grande" - sugirió Florencia.
"Y una pelota de fútbol" - añadió Nino.
"También un árbol y muchas flores" - dijo Lupita.
"Y un dragón que vuela" - dijo Mario, su imaginación volando alto.
La Maestra Laura les trajo pinceles, pintura y muchos colores, y durante todo el día, trabajaron juntos. Se reían, chorreaban pintura y se ayudaban unos a otros. Al final de la jornada, habían creado un hermoso mural lleno de colores y alegría.
"¡Mirad lo que hicimos!" - exclamó Nino mirando la obra.
"Es nuestra creación. ¡Esto significa que somos amigos!" - dijo Mario, sintiéndose feliz de pertenecer a ese grupo.
La Maestra Laura les dio una gran sonrisa y dijo:
"Estoy muy orgullosa de ustedes. Han demostrado que uniendo sus ideas y trabajando juntos, pueden lograr cosas maravillosas".
Así concluyó su primer día de escuela, lleno de risas, creatividad y nuevos amigos. Los chicos se despidieron prometiendo que al día siguiente continuarían trabajando en su mural.
"No puedo esperar a volver mañana y ver qué más podemos hacer juntos" - dijo Lupita.
"Yo tampoco" - añadió Florencia, ya pensando en todos los colores que usarían. El sol comenzaba a bajar y la felicidad de haber compartido un día tan especial iluminaba sus corazones y el mural.
FIN.