Princesa Marilú y el Bosque Mágico



En un hermoso reino, donde las montañas se encontraban con los cielos y los ríos cantaban melodías suaves, vivía la Princesa Marilú. Ella era una niña llena de sueños y alegría que pasaba sus días en un castillo encantado, rodeada de un bosque mágico lleno de animales sorprendentes.

Marilú no solo compartía su hogar con sus padres, el Rey y la Reina, sino que también había un montón de criaturas que la acompañaban: un sabio búho llamado Don Olmo, una mariposa multicolor llamada Lúmina y un travieso conejo que respondía al nombre de Saltarín. Juntos, vivían emocionantes aventuras por el bosque.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, Marilú se encontró con un mapa antiguo que parecía dibujar la ubicación de un tesoro escondido. "¡Miren!" -exclamó emocionada"¡Un tesoro!" "¿De verdad, Marilú?" -preguntó Lúmina volando alrededor de su cabeza. "Sí, sí, sí! ¡Vamos a buscarlo!" -gritó Saltarín, saltando de un lado a otro.

Así que los cuatro amigos decidieron embarcarse en esta nueva aventura. Mientras caminaban, se encontraron con un espino espinoso que bloqueaba el camino. "No podemos pasar por aquí," -dijo Don Olmo. "Necesitamos encontrar una manera de despejar el camino o de dar la vuelta."

Marilú miró a su alrededor y vio un grupo de ardillas trabajando juntas. "¿Y si les pedimos ayuda?" -sugirió. Con un poco de encanto, acercó a las ardillas y les explicó la situación. "Por supuesto, nos encantaría ayudar!" -respondieron las ardillas. Trabajando en equipo, hicieron de las suyas y despejaron el camino, enseñándole a Marilú que la cooperación es fundamental.

Continuaron su viaje, pero el mapa los llevó a otro obstáculo: un gran lago brillante. "Es muy amplio, no sé cómo cruzarlo," -dijo Saltarín preocupado. De repente, una gran tortuga apareció. "¿Qué sucede, pequeños amigos?" -preguntó con su profunda voz. Marilú contestó: "¡No podemos cruzar el lago!" "No se preocupen, yo puedo llevarlos, pero deberán ir despacio y disfrutar del paisaje."

Mientras cruzaban, Marilú se dio cuenta de lo lindo que era el mundo que la rodeaba. "Miren esas flores floreciendo, y esos peces nadando. Es hermoso todo lo que tenemos a nuestro alrededor!" -dijo con felicidad. La tortuga sonrió, "Siempre es bueno apreciar lo que tenemos.

Finalmente, llegaron a la ubicación marcada en el mapa. Allí, bajo un hermoso árbol lleno de flores doradas, encontraron un cofre. Marilú lo abrió con gran expectación: en su interior había un espejo mágico. "¿Un espejo?" -preguntó Lúmina. Don Olmo explicó: "Este espejo muestra el verdadero tesoro: la amistad y la alegría que encontramos en el camino."

Marilú sonrió y miró a sus amigos reflejados en el espejo. "¡Tenían razón! La verdadera aventura fue estar juntos. Ya no necesito un tesoro físico, porque tengo todo lo que necesito aquí, con ustedes."

Cuando regresaron al castillo, Marilú compartió sus experiencias con el Rey y la Reina. Les contó cómo había aprendido sobre la importancia de la amistad, la colaboración y apreciar lo que tienen a su alrededor. Y desde ese día, el castillo y el bosque también fueron un lugar donde siempre se ayudaban unos a otros.

Y así, la Princesa Marilú y sus amigos continuaron explorando el bosque, siempre buscando nuevas aventuras, pero ahora con un tesoro mucho más grande en su corazón: la unión y la amistad.

FIN.

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