Protector de la Tierra



En un pequeño pueblo llamado Villa Verdura, vivía un niño muy especial llamado Apio.

A simple vista, parecía un niño común y corriente, pero lo que nadie sabía era que Apio tenía un poder secreto: podía comunicarse con las plantas. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, escuchó un susurro proveniente de un árbol. Se acercó y descubrió que el árbol estaba triste porque los leñadores querían talarlo.

Sin dudarlo, Apio decidió ayudar al árbol y convocó a todas las plantas del bosque para detener a los leñadores.

Al llegar al lugar donde estaban los leñadores, Apio levantó su mano y dijo en voz alta: "¡Deténganse! Las plantas del bosque no quieren ser cortadas". Los leñadores se sorprendieron al escuchar la voz de Apio y ver cómo las plantas se movían a su alrededor como si tuvieran vida propia.

Los leñadores, asustados, decidieron marcharse y nunca más volvieron al bosque de Villa Verdura. Desde ese día, todos en el pueblo supieron que El Niño Apio era un verdadero superhéroe capaz de proteger la naturaleza con sus poderes especiales. Pero la historia no termina ahí.

Unos meses después, una sequía azotó Villa Verdura y todas las plantas comenzaron a marchitarse por falta de agua. La gente del pueblo estaba desesperada y no sabía qué hacer. Apio sabía que tenía que actuar rápido para salvar a sus amigos vegetales.

Entonces, decidió pedir ayuda a los niños del pueblo. Organizó una jornada de riego colectivo en la que todos los niños llevaron baldes con agua para regar las plantas sedientas.

Gracias al esfuerzo conjunto de Apio y los niños de Villa Verdura, las plantas volvieron a florecer y el pueblo recuperó su verdor característico. Todos aprendieron la importancia de cuidar el medio ambiente y trabajar juntos para proteger la naturaleza.

Desde ese día, El Niño Apio se convirtió en el guardián oficial de Villa Verdura y cada vez que alguien intentaba dañar el entorno natural del pueblo, él estaba allí para evitarlo con sus increíbles poderes vegetales.

Y así fue como El Niño Apio demostró que no hace falta tener súper fuerza o volar para ser un verdadero superhéroe; basta con tener amor por la naturaleza y estar dispuesto a defenderla en todo momento.

FIN.

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