Protectores del Suelo



Era un día brillante en la escuela primaria de Pomalca, donde los chicos del Segundo Grado D se preparaban para su gran proyecto de ciencias. La maestra, la señora Elena, les había propuesto una idea fascinante: crear un grupo llamado "Los Guardianes del Suelo". Los niños estaban emocionados y listos para convertirse en protectores de su entorno.

"¡Vamos, Guardianes! – dijo Nacho, el más entusiasta del grupo, mientras los demás se reunían en el patio. – Hoy comenzaremos nuestra misión para proteger el suelo. ¡Nuestra tierra tiene derechos!"

"¿Derechos? – preguntó Valen, ajustándose las gafas. – ¿Cómo vamos a proteger algo que ni siquiera podemos ver?"

La señora Elena sonrió y les explicó.

"El suelo es muy importante, chicos. Nos da alimentos, es hogar para muchos animales y ayuda a que el agua se filtre. Si lo cuidamos, cuidamos el planeta."

Dando un paso al frente, Sofía, la más creativa del grupo, propuso una idea.

"¿Y si hacemos un cartel gigantesco para concientizar a la gente?"

Todos aplaudieron la idea, y rápidamente comenzaron a dibujar y escribir sobre la importancia de cuidar el suelo.

Mientras trabajaban, un fuerte viento sopló y, para sorpresa de todos, un pequeño duende apareció entre el pasto. Se llamaba Rumi y se notaba muy preocupado.

"Hola, Guardianes. He venido a advertirles sobre un peligro inminente. – decía Rumi con voz temblorosa. – Algunos hombres están planeando construir un edificio justo aquí, ¡y destruirán nuestra tierra!"

"¡No! – gritaron todos al unísono. – ¡No podemos dejar que eso pase!"

"¿Cómo podemos ayudar? – preguntó Malu, con una mirada decidida.

Rumi suspiró y explicó.

"Necesitamos encontrar el apoyo de la comunidad. Un acto pequeño puede hacer una gran diferencia y salvar nuestro suelo."

Con determinación, los Guardianes del Segundo Grado D se pusieron manos a la obra.

"Haremos una campaña para que todos firmemos un petitorio. – propuso Nico, el más pensativo del grupo. – Debemos explicarles lo importante que es el suelo para nosotros y para las generaciones futuras."

Todo el grupo se entusiasmó con la idea y comenzaron a redactar el petitorio. Decidieron hacer una reunión comunitaria para exponer su causa. El día llegó y la señora Elena los acompañó al auditorio de la escuela.

"Queridos padres y vecinos, hoy estamos aquí para hablar sobre un tema que nos toca a todos. – comenzó Sofía, con su cartel en mano. – El suelo de Pomalca es esencial para nuestro bienestar."

Los padres escucharon atentamente y comenzaron a mostrar interés.

"Si perdemos nuestro suelo, perderemos nuestra comida y nuestro hogar. – agregó Valen, nervioso pero decidido. – Necesitamos su apoyo. ¡Firmemos el petitorio!"

Al final de la reunión, la comunidad se unió a los Guardianes. Todos firmaron el petitorio y prometieron hacer campañas para informar a otros sobre la importancia de cuidar el suelo. La señora Elena sonrió con orgullo al ver a sus alumnos animando a los adultos a cuidar el planeta.

Unas semanas después, los Guardianes se llevaron una gran sorpresa: ¡el proyecto de construcción fue cancelado! Los hombres habían escuchado la voz de la comunidad y decidieron buscar un lugar diferente. Rumi apareció nuevamente, esta vez con una gran sonrisa.

"Gracias, Guardianes. Han logrado proteger el suelo. Ahora este espacio seguirá siendo un hogar para muchos seres vivos y para ustedes mismos."

"¡Lo hicimos juntos! – gritaron todos—. Somos los Guardianes del Suelo."

Y así, los chicos del Segundo Grado D aprendieron que cuando se unen por una causa justa, incluso los más pequeños pueden hacer una gran diferencia en el mundo. Desde ese día, continuaron enseñando a otros sobre el cuidado del suelo, inspirando a todos a convertirse en auténticos Guardianes, uniendo esfuerzos para cuidar su hogar.

Y esa, era solo la primera de muchas aventuras que les esperaban.

Fin.

FIN.

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