Pui y su viaje mágico a Disneylandia



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Pui que tenía dos grandes pasiones en la vida: Disneylandia y comer huevos.

Desde que era muy chiquita, soñaba con visitar el famoso parque temático y disfrutar de todas las atracciones mágicas que ofrecía. Y no había nada que le gustara más que un buen huevo frito para desayunar, almorzar o cenar.

Un día, mientras Pui paseaba por el parque del pueblo con su familia, se encontró con un cartel que anunciaba un concurso de dibujo cuyo premio era un viaje a Disneylandia. La emoción invadió su corazón y supo en ese momento que tenía que participar.

Pui corrió a casa, agarró sus lápices de colores y se puso a trabajar en el dibujo más hermoso que jamás había hecho. Dibujó castillos encantados, princesas bailando y personajes animados llenos de alegría.

Estaba tan concentrada en su obra maestra que ni siquiera notó cuando llegó la hora de la cena. "Pui, ¿qué estás haciendo ahí tan concentrada?" -preguntó su mamá sorprendida al verla aún dibujando. "Estoy participando en un concurso para ganar un viaje a Disneylandia", respondió Pui emocionada.

Su mamá sonrió orgullosa y le preparó su plato favorito: ¡huevos fritos! Pui devoró cada bocado mientras seguía coloreando con entusiasmo. Finalmente llegó el día del concurso y Pui entregó su dibujo junto a los demás participantes.

El jurado revisó todas las obras detenidamente y luego anunciaron al ganador: ¡Pui! La pequeña no podía creerlo, ¡iba a cumplir su sueño de ir a Disneylandia! El viaje fue increíble, recorrieron juntos cada rincón del parque, montaron en todas las atracciones y conocieron a todos los personajes de Disney.

Al regresar a casa, Pui se dio cuenta de algo maravilloso: había logrado cumplir su sueño gracias a su esfuerzo y dedicación. Aprendió que cuando uno trabaja duro por lo que quiere, los sueños pueden hacerse realidad.

Y así, entre risas y recuerdos felices, Pui continuó disfrutando de sus dos pasiones: Disneylandia y comer huevos fritos. Porque sabía que nada era imposible si uno ponía todo su corazón en ello.

FIN.

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