Que Guapa es la G
Había una vez, en un colorido pueblo que se llamaba Gramalandia, una letra muy especial: la G.
La G era conocida por su glamour y gracia. Era una letra grandiosa que siempre se vestía de gala. Todos los días, G recorría el gigantesco jardín de Gramalandia, donde había muchas flores, árboles y frutos que comenzaban con la letra G: girasoles, geranios, granadas y guayabas.
Un día, mientras G paseaba por el jardín, conoció a una pequeña niña llamada Gigi, que estaba sentada en un banco de la plaza. Gigi, con su gorra de graffiti y sus gafas de sol, parecía muy intrigada.
"¡Hola, G!" - saludó ella emocionada.
"¡Hola, Gigi!" - respondió G, sonriendo.
"Siempre he pensado que sos la más guapa de todas las letras. ¡Tenés una personalidad genial!" - exclamó Gigi.
G se sonrojó un poco, aunque no tenía mejillas, y dijo:
"Gracias, Gigi. Pero, ¿sabías que también tengo algunas inseguridades?"
"No lo puedo creer. ¿Por qué?" - preguntó Gigi, muy curiosa.
"A veces siento que no soy tan valiosa como otras letras. Por ejemplo, la A tiene su popularidad, y la E es esencial para muchas palabras. Me gustaría sentirme más grande, más relevante" - confesó G mientras miraba al suelo.
Gigi pensó un momento y dijo:
"Pero G, ¡sos parte de tantas palabras geniales! ¡Sin vos, no tendríamos galletas, juegos, gallinas ni globos!"
"Es cierto..." - respondió G, sintiéndose un poco mejor.
Pero justo cuando G estaba comenzando a sentirse bien, un viento fuerte barrió el jardín y arrastró a Gigi hacia un lugar desconocido.
"¡Gigi!" - gritó G, preocupada.
"¡Ayuda!" - respondió Gigi desapareciendo tras un arbusto.
Sin pensarlo dos veces, G se convirtió en una G guerrera y siguió a su amiga. Se encontró con un grupo de letras: la A, la B y la C.
"Amigas, Gigi ha volado lejos. ¡Necesitamos ayudarla!" - exclamó G.
"¿Pero cómo?" - preguntó la A con angustia.
"Podríamos hacer un gran gesto grupal, un desfile de letras que la llame. Juntas somos más fuertes!" - propuso G.
Así que las letras se unieron, formando una gran G gigante. Con su golpeteo, y siguiendo el ritmo de un tambor, empezaron a celebrar:
"¡Gigi, ven con nosotras! ¡La G te extraña! ¡Aventuras juntos, con risas y alegría!"
"¡Hey! ¡Vengan a ayudarme!" - gritaba Gigi, que había caído en un pequeño pozo y estaba rodeada de palabras difíciles de pronunciar.
"¡No te preocupes, Gigi! ¡Con la G, todo es posible!" - gritó G.
Finalmente, juntas, las letras lograron rescatar a la pequeña Gigi.
"¡Gracias, G! No sé qué haría sin vos. Sos realmente genial, y hoy lo demostraron todas las letras juntas!" - dijo la niña, llena de gratitud.
"¡Sí! ¡G juntos hace la fuerza!" - agregó la A.
"Y una G siempre brilla entre las letras" - relató la C.
Al final del día, G y Gigi se sentaron en la cima de una colina mientras el sol se ponía.
"¿Ves?" - dijo Gigi "No importa lo que pase, siempre tendremos un lugar especial en el abecedario. ¡Tus palabras son mágicas!"
"Tenés razón, Gigi. A veces, solo necesitamos recordar cuán grandiosas y genuinas podemos ser, por dentro y por fuera" - terminó G, iluminada por la risa de su amiga.
Y desde ese día, G no solo se sintió guapa, sino también valiosa, porque sabía que era parte de una comunidad de letras maravillosas que hacían el mundo mucho mejor.
FIN.