¿Qué pasaría si H?
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Letrasville, un niño llamado Hugo que soñaba con ser inventor. Su mayor deseo era crear algo que cambiara la vida de las personas. Sin embargo, cada vez que intentaba hacer un invento, se encontraba con la misma traba: ¡no tenía idea de por dónde empezar!
Un día, mientras Hugo paseaba por el bosque, se encontró con una mariposa muy especial, que tenía colores brillantes y parecía danzar entre las flores.
"Hola, pequeño inventor. ¿Te gustaría crear algo increíble?" - dijo la mariposa, posándose en su hombro.
Hugo, sorprendido pero intrigado, respondió:
"¡Sí! Pero no sé qué inventar."
La mariposa, llamada Hada, sonrió y dijo:
"Cada gran invento empieza con una idea. Y cada idea puede nacer de lo cotidiano. ¿Qué te gustaría mejorar en tu vida o en la de los demás?"
Hugo pensó por un momento.
"Me gustaría que los niños no se aburrieran. A veces no hay nada divertido para hacer. ¡Siempre terminamos jugando a lo mismo!"
"¡Perfecto!" - exclamó Hada.
"¿Cómo convertir eso en un invento?" - preguntó Hugo, aún confundido.
Hada movió sus alas y con un destello de luz, comenzó a mostrarle imágenes de cosas divertidas que había visto. Juegos, deportes, música, colores y risas.
"Podés inventar un juego que combine todo eso. Usa tu imaginación. ¿Qué tal un juego de aventuras donde cada niño pueda ser un héroe?"
Hugo asumió el reto y se puso a trabajar. Pero aquí vino el primer giro: al día siguiente, cuando llegó al parque para probar su invento, no encontró a nadie. Todos los niños del pueblo estaban en la casa de la abuela de Cami, jugando con sus viejos juguetes.
"¿Por qué siempre venís a jugar acá?" - preguntó Hugo con un poco de tristeza.
Cami, la más aventurera, le respondió:
"Porque todos esos juguetes tienen historias. Nos encanta usarlos para crear nuestros propios juegos. ¡Son únicos!"
Hugo se dio cuenta de que sus amigos ya sabían cómo divertirse. Al volver a casa, se sintió desanimado y pensó en renunciar a su idea.
"¿Y si nunca pudiera inventar nada?" - se lamentó.
Hada, que lo acompañaba, lo animó.
"La creatividad no se detiene. Pregúntales a tus amigos qué hace que esos juguetes sean tan especiales para ellos. A veces, los mejores inventos se crean a partir de las historias que viven otros. Toma inspiración de ellos."
Motivado, Hugo decidió reunir a sus amigos.
"Chicos, quiero escuchar sus historias sobre los juguetes. Juntos podríamos inventar algo que lleve toda esa diversión al siguiente nivel!"
Al día siguiente, se juntaron todos y compartieron anécdotas sobre los juegos que más les gustaban. Juntos, combinaron elementos de esos juguetes en un nuevo juego: una carrera de aventuras donde cada niño podía crear su propio héroe y utilizar historias de sus juegos favoritos.
Después de varias semanas de trabajo en equipo, el día de la presentación del juego por fin llegó. Al finalizar, todos estaban ansiosos y emocionados. Hugo, que estaba un poco nervioso, tomó un profundo respiro.
"Chicos, los invito a jugar nuestra nueva aventura de videojuegos. Gracias a ustedes, hoy somos todos héroes en esta historia!"
Cami, al escuchar esto, exclamó:
"¡Esto es increíble, Hugo!"
Risas y juegos llenaron el parque aquel día. Cada niño se convirtió en un héroe de la aventura, y Hugo se dio cuenta de que la colaboración y la amistad fueron la clave de su éxito.
Desde ese momento, Hugo entendió que cada vez que se sintiera atascado, solo necesitaba escuchar las historias de otras personas. Todo invento empieza con una chispa de creatividad y, a veces, esa chispa viene de los demás.
Al final del día, cada uno volvió a casa sabiendo que con un poco de imaginación y la ayuda de los amigos, se puede lograr hacer cosas maravillosas. Y así, el niño inventor se convirtió en un líder de ideas en Letrasville, siempre acompañado por su mariposa mágica, Hada.
FIN.