Rafa y el Conejito de Pascua contra el Lobo Feroz
Rafa se despertó temprano esa mañana, emocionado por ir a pescar en el arroyo. Se preparó su caña de pescar, una caja llena de gusanos y un par de sándwiches para el almuerzo.
Caminó hasta llegar al arroyo y comenzó a lanzar su línea. Después de algunas horas sin suerte, Rafa decidió caminar un poco más lejos del arroyo para ver si encontraba algún lugar mejor para pescar.
Fue entonces cuando vio algo que lo dejó boquiabierto: ¡un conejito vestido con un traje rosa y llevando una canasta llena de huevos pintados!"¡Hola!" dijo Rafa, acercándose al conejito. "¿Qué estás haciendo aquí?""Estoy entregando los huevos de Pascua", respondió el conejito. Rafa sonrió ampliamente.
"¡Eso es genial! Nunca había visto al Conejito de Pascua antes". "Sí, soy yo", dijo el conejito orgullosamente.
Los dos conversaron durante unos minutos sobre la entrega de huevos y cómo se hacía cada año antes de que Rafa decidiera volver a intentar pescar. Pero justo cuando estaba a punto de lanzar su línea nuevamente, escuchó un sonido extraño proveniente del bosque cercano. Era un gruñido fuerte y amenazador que hizo que Rafa se pusiera alerta.
De repente apareció ante él nada más ni nada menos que el Lobo Feroz. "¡Hola pequeño pescador! ¿Qué haces por aquí?" preguntó el lobo con una sonrisa malvada. "Estoy pescando", dijo Rafa, tratando de ocultar su miedo.
"¿Y tú?""Oh, solo buscando algo para comer", respondió el lobo con una mirada codiciosa en sus ojos. Rafa sabía que estaba en problemas.
El Lobo Feroz era conocido por su astucia y ferocidad, y no podía escapar corriendo porque se había metido en el agua hasta la cintura. Pero entonces se le ocurrió una idea. Recordó los huevos de Pascua que había visto al Conejito llevar consigo y pensó que podrían ser útiles para distraer al lobo.
Así que rápidamente sacó uno de los sándwiches de su bolsa y lo arrojó hacia el bosque donde estaba el Lobo Feroz. Mientras tanto, llamó silenciosamente al Conejito de Pascua para pedirle ayuda.
El conejito apareció poco después con un gran huevo decorado en sus manos. Con un movimiento rápido, lo lanzó hacia el lobo mientras Rafa saltaba del agua y corría hacia la seguridad del bosque cercano.
El plan funcionó a la perfección: mientras el Lobo Feroz perseguía desesperadamente los huevos de Pascua por todo el bosque, Rafa logró escapar ileso gracias a la ayuda del Conejito de Pascua.
Desde ese día, Rafa aprendió que siempre hay soluciones creativas a cualquier problema y que nunca debemos subestimar el poder de trabajar juntos como equipo para superar obstáculos difíciles. Y cada vez que celebraba Pascuas recordaría esa aventura y la importancia de ser ingenioso y astuto en situaciones difíciles.
FIN.