Rafael el superhéroe y el valor de la amistad



En la ciudad de Osorno, el jardín de infantes Capullito era un lugar lleno de risas y juegos. Los niños se divertían, aprendían y, sobre todo, se querían mucho. Sin embargo, un día, unos malvados villanos, conocidos como los Envidiosos, decidieron sembrar la discordia y el desprecio entre los niños del jardín.

Los Envidiosos eran seres oscuros que odiaban ver a los demás felices. Ellos pensaron que si lograban dividir a los niños, podrían sembrar el caos y la tristeza en el jardín. Así que empezaron a susurrar palabras de enojo y desconfianza en los oídos de los niños, tratando de romper su amistad.

Los niños, confundidos por los malvados consejos de los Envidiosos, comenzaron a pelear entre ellos, a decirse cosas feas y a sentirse tristes. Fue entonces cuando apareció Rafael, un niño valiente y decidido que en secreto era ¡Rafael el superhéroe!

Rafael sabía que los Envidiosos estaban detrás de toda aquella tristeza que había invadido el jardín. Así que decidió tomar cartas en el asunto. Con su capa roja ondeando al viento, se plantó frente a los envidiosos y les gritó con valentía: - ¡Basta, Envidiosos! ¡Aquí nadie va a romper nuestra amistad y nuestra alegría!

Los Envidiosos, sorprendidos por la valentía de Rafael, intentaron detenerlo, pero él los esquivó con agilidad y corrió alrededor del jardín, reuniendo a todos los niños.

- ¡Niños! - les gritó Rafael - Los Envidiosos quieren que nos peleemos, pero no lo vamos a permitir. Somos amigos y juntos somos fuertes. Si nos queremos y confiamos los unos en los otros, nada ni nadie podrá separarnos.

Los niños, inspirados por las palabras de Rafael, se miraron unos a otros y recordaron lo mucho que se querían. Lentamente, las sonrisas volvieron a sus rostros, y se dieron cuenta de que eran más fuertes juntos. Decidieron unir sus manos y prometerse lealtad y amistad eterna.

Los Envidiosos, al ver la unión y la fuerza de los niños, se desvanecieron en el aire, derrotados por el valor de la amistad.

Desde ese día, en el jardín Capullito, los niños aprendieron una gran lección: que la amistad y el compañerismo son más fuertes que cualquier malvado plan. Y Rafael, el superhéroe, siguió protegiendo a sus amigos, recordándoles cada día el valor de estar unidos.

FIN.

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