Raíces de danza



Había una vez una niña llamada Amparo que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeña, ella había desarrollado un gran amor por la danza y soñaba con ser bailarina algún día.

Amparo bailaba en todas partes: en su habitación, en el parque, incluso en la calle cuando nadie la veía. Pero lo que más le gustaba era ir a las clases de ballet que ofrecían en el centro comunitario del pueblo.

Un día, mientras dormía, Amparo tuvo un sueño muy especial. En su sueño se encontraba en un escenario gigante vestida con su tutú rosa y sus zapatos de ballet blancos.

La música empezó a sonar y ella comenzó a moverse al ritmo de la melodía. De repente, algo extraño ocurrió: sus pies se transformaron en raíces y empezaron a crecer hacia abajo hasta hundirse profundamente en el suelo.

Aunque al principio se asustó, pronto descubrió que podía seguir bailando sin moverse del lugar gracias a sus nuevas raíces. Amparo estaba tan emocionada por este nuevo descubrimiento que decidió contárselo a su mejor amiga Juana al día siguiente:"Juana, tuve un sueño maravilloso anoche.

¡Mis pies se convirtieron en raíces mientras bailaba!""¡Qué increíble!", respondió Juana emocionada por la historia. "Sí", dijo Amparo con una sonrisa radiante. "Descubrí que puedo bailar sin moverme del lugar".

Desde ese momento, Amparo practicó todos los días para mejorar su habilidad única de baile con raíces. Pronto, ella se convirtió en una atracción turística en su pueblo y la gente venía de todas partes para verla bailar.

Un día, unos cazatalentos de una compañía de ballet famosa vieron a Amparo bailando y quedaron impresionados por su habilidad única. Le ofrecieron un contrato para unirse a su compañía y viajar por todo el mundo bailando.

Amparo estaba emocionada pero también asustada por lo que significaría dejar a su familia y amigos en el pueblo. Después de mucho pensar, decidió seguir su corazón y aceptar la oferta. Así fue como Amparo se convirtió en una bailarina profesional reconocida internacionalmente.

Pero nunca olvidó sus raíces (literalmente) y siempre recordaba que cualquier sueño es posible si uno trabaja duro y sigue sus pasiones.

Y así, cada vez que tenía dudas o miedos sobre lo que venía después, pensaba en aquel sueño donde descubrió que podía bailar con las raíces de sus pies firmemente plantadas en el suelo.

FIN.

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