Rainbows for All


ió, podré ahorrar dinero para ir al mar. Lupita era una niña muy ingeniosa y creativa, así que decidió poner en marcha su plan.

Con la ayuda de su abuelito, comenzó a recolectar palitos y piedras de colores para hacer sus propios arcoíris. Pasaba horas pintando cada palito con los colores más brillantes que encontraba y juntando las piedras más bonitas del campo.

Un día, Lupita se paró en la plaza del pueblo con una caja llena de arcoíris hechos por ella misma. La gente se sorprendió al ver esos hermosos objetos tan coloridos y todos querían tener uno.

Pronto, Lupita vendió todos sus arcoíris y logró reunir el dinero suficiente para cumplir su sueño de conocer el mar. Llena de emoción, Lupita fue a contarles a sus padres sobre su gran logro. Ellos no podían creerlo y estaban orgullosos de la valentía y determinación de su hija.

Decidieron hacer un viaje familiar al mar para disfrutar juntos de ese anhelado sueño. Cuando llegaron a la playa, Lupita corrió emocionada hacia el agua cristalina.

Se quitó los zapatos y sintió la frescura de la arena en sus pies mientras las olas acariciaban su piel. Era un momento mágico que nunca olvidaría. Mientras exploraba la playa, Lupita notó algo peculiar: había muchos niños tristes sentados bajo una sombrilla sin poder disfrutar del mar como ella lo estaba haciendo.

Se acercó curiosa e interesada por saber qué les pasaba. —"Hola" , dijo Lupita amablemente.

"¿Por qué están aquí sentados y no se divierten en el mar?"Uno de los niños, llamado Juanito, le explicó que sus familias tampoco tenían suficiente dinero para ir al mar y disfrutar de un día de diversión. Lupita sintió tristeza por ellos y decidió hacer algo para ayudar. "No te preocupes, Juanito", dijo Lupita con una sonrisa. "Tengo una idea".

Lupita reunió a todos los niños y les mostró cómo hacer arcoíris con palitos y piedras como ella había hecho antes. Les enseñó su técnica secreta y pronto todos estaban emocionados por crear sus propios arcoíris.

Con mucho entusiasmo, los niños comenzaron a vender sus arcoíris en la plaza del pueblo. La noticia se corrió rápidamente y muchas personas se acercaron a comprarlos. Pronto, los niños lograron juntar el dinero suficiente para organizar un viaje grupal al mar.

Cuando finalmente llegaron a la playa, todos saltaron de alegría y corrieron hacia el agua cristalina. Lupita estaba feliz de ver las sonrisas en los rostros de sus nuevos amigos mientras disfrutaban del mar juntos.

Desde ese día, Lupita supo que aunque tuviera sueños difíciles de alcanzar debido a la falta de recursos económicos, siempre habría una manera creativa e ingeniosa de cumplirlos. Además, aprendió la importancia de compartir con los demás y ayudar a quienes lo necesitan.

Lupita nunca olvidaría aquel verano mágico en el que descubrió su pasión por crear arcoíris y cómo eso le permitió cumplir su sueño y hacer felices a otros niños.

A partir de ese momento, Lupita siguió buscando nuevas formas de ayudar a los demás y siempre recordó que la determinación y el ingenio pueden abrir puertas hacia la realización de los sueños más grandes.

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