Ranghild, la bruja de los guantes blancos



En un mágico bosque, vivía Ranghild, una bruja alta y bondadosa conocida por sus impecables guantes blancos. A diferencia de otras brujas, Ranghild no usaba sus poderes mágicos para hacer maldades, sino para ayudar a los habitantes del bosque.

Un día, Ranghild se dio cuenta de que las plantas del bosque estaban marchitándose por la falta de lluvia. Decidió buscar una solución y se puso en marcha hacia la montaña más alta, donde vivía el espíritu de la lluvia. En su camino, se encontró con el travieso duende Nolán.

"¡Hola, Ranghild! ¿A dónde vas con esos guantes tan blancos y relucientes?", preguntó Nolán con curiosidad.

"Voy en busca del espíritu de la lluvia para pedirle que haga llover sobre el bosque. Las plantas y los animales lo necesitan", respondió Ranghild con determinación.

Nolán se rió burlonamente. "¡Ja! Eso es imposible. El espíritu de la lluvia es malhumorado y no escucha a nadie. Seguro te mandará de vuelta con las manos vacías".

Pero Ranghild no se dio por vencida. Siguió adelante hasta llegar a la cima de la montaña, donde finalmente encontró al espíritu de la lluvia. Con paciencia e ingenio, logró convencer al malhumorado espíritu de que el bosque necesitaba su ayuda. El espíritu accedió a enviar la lluvia, pero con una condición: que Ranghild creara un hechizo para mantener la armonía en el bosque.

De regreso al bosque, Ranghild trabajó incansablemente en su laboratorio hasta que finalmente logró crear un hechizo que prometía cuidar y proteger la naturaleza. Luego, con sus guantes blancos, esparció el hechizo por todo el bosque.

Poco tiempo después, las nubes comenzaron a reunirse en el cielo y la lluvia empezó a caer sobre el bosque, devolviendo la vida a las plantas y animales. El bosque volvió a florecer como nunca antes.

Todos los habitantes del bosque, incluyendo Nolán, quedaron maravillados con la valentía y bondad de Ranghild. Desde ese día, el bosque prosperó en armonía, gracias al hechizo de la bruja de los guantes blancos.

FIN.

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