Ranghild y el misterio del robo en la escuela de brujas
En una lejana escuela de brujas, Ranghild, una bruja muy traviesa, estaba por convertirse en la bruja más temida de todas.
A pesar de ser muy talentosa en la magia, Ranghild a menudo usaba sus poderes para hacer travesuras en lugar de ayudar a los demás.
Un día, la directora de la escuela anunció que la manzana mágica del conocimiento, que poseía todo el saber de la escuela, ¡había sido robada! Las brujas mayores estaban muy preocupadas, ya que sin la manzana mágica, la escuela de brujas estaría en peligro.
Ranghild sintió un escalofrío recorriendo su espalda, ¿sería ella la sospechosa número uno por su comportamiento travieso? Determinada a probar su inocencia y ayudar a su escuela, Ranghild decidió emprender una aventura para encontrar la manzana mágica y limpiar su nombre. Con su ingenio y valentía, Ranghild comenzó a investigar por todos los rincones de la escuela, buscando pistas y hablando con sus compañeras.
Una noche, mientras deambulaba por la biblioteca, Ranghild escuchó unos susurros provenientes del aula de pociones. Con sigilo, se acercó y vio a la bruja Agatha, una de las brujas mayores, escondiendo algo en su capa.
Ranghild se quedó petrificada al descubrir que Agatha había sido la ladrona todo este tiempo. Sin pensarlo dos veces, Ranghild confrontó a la bruja Agatha, exigiéndole que devolviera la manzana mágica.
Agatha, sorprendida, no tuvo más opción que confesar que había robado la manzana para intentar obtener más poder y convertirse en la bruja más poderosa de la escuela. Ranghild, con valentía, logró recuperar la manzana mágica y llevarla de vuelta a la directora de la escuela.
La directora, impresionada por el coraje de Ranghild, la felicitó y le ofreció una recompensa por su valentía. Ranghild aprendió que utilizar sus poderes para el bien era mucho más satisfactorio que hacer travesuras, y se convirtió en una de las brujas más respetadas de la escuela.
Desde ese día, Ranghild prometió usar su magia para ayudar a los demás y proteger a su escuela, demostrando que, incluso la bruja más traviesa, puede convertirse en un símbolo de valentía y bondad.
FIN.