Rapunzel, la Reina Floreciente



Había una vez una princesa muy linda llamada Rapunzel. Su cabello, largo y dorado como el sol, llegaba hasta el suelo y era tan brillante que la gente del reino la llamaba la Reina Floreciente. Sin embargo, Rapunzel vivía atrapada en una torre alta, ya que una malvada bruja la había encerrado allí, fascinada por los poderes mágicos de su cabello.

Un día, mientras miraba por la ventana, Rapunzel vio a un joven montado en un caballo que pasaba por allí. Era un apuesto príncipe que cantaba mientras recorría el bosque. Al darse cuenta de que ella lo miraba, se acercó a la torre y, admirado por su belleza, exclamo:

"¡Hola! ¿Eres una princesa?"

Rapunzel, emocionada, respondió:

"Sí, soy Rapunzel. Llevo mucho tiempo atrapada aquí. ¿Podrías ayudarme a salir?"

El príncipe, con el corazón lleno de valentía, le dijo:

"Prometo que te ayudaré. ¡Un momento!"

Y así, comenzó a pensar en un plan. Mientras tanto, la bruja, que había salido a buscar algunas hierbas, dejó la torre vacía por primera vez en mucho tiempo. Rapunzel, al ver que era la oportunidad perfecta, decidió actuar.

"¡Príncipe!" gritó.

"¡Debes atar mi cabello a tu caballo!"

El príncipe, sorprendido, lo hizo sin dudar. Al salir de la torre, Rapunzel sintió una mezcla de miedo y emoción. Cuando llegaron al bosque, la bruja regresó y vio que la torre estaba vacía.

"¡No puede ser!" gritó llena de furia.

Rapunzel y el príncipe, escuchando los gritos de la bruja, se escondieron tras unos arbustos y empezaron a pensar en cómo enfrentarla.

"Debemos ser astutos. La bruja está enfadada, pero ella también tiene miedo de perder su poder," dijo Rapunzel.

"Tienes razón. Debemos encontrar una forma de devolverla a su mundo, sin hacer daño," sugirió el príncipe.

Juntos idearon un plan. Decidieron usar el poder de Rapunzel. Regresaron a la torre y se dirigieron directamente a la bruja.

"¡Escucha, bruja! ¡No queremos pelear! Solo queremos ayudarte a encontrar lo que realmente buscas, el amor y la felicidad," dijo el príncipe con determinación.

La bruja, sorprendida por la valentía de los jóvenes, comenzó a dudar.

"¿Cómo podrían ayudarme?" preguntó con una voz temblorosa.

Rapunzel se acercó y dijo:

"Podemos enseñarte que no necesitas encadenarnos con tu poder. El amor verdadera es más fuerte que cualquier hechizo. En vez de desear tener control, puedes compartir tu energía para hacer felices a quienes te rodean."

Las palabras de Rapunzel resonaron en el corazón de la bruja. Su rostro, que antes estaba lleno de ira, comenzó a suavizarse.

"¿Y si decido hacer eso?" preguntó la bruja.

"Entonces podrás ser parte de esta historia, y tu magia será la magia de ayudar a otros," contestó el príncipe.

Finalmente, la bruja aceptó, y poco a poco, sus poderes se transformaron de una magia oscura a una magia que hacía florecer el mundo. La torre fue llenándose de hermosas flores y los corazones de Rapunzel, el príncipe y la bruja se unieron en una nueva amistad.

El príncipe le pidió a Rapunzel que se quedara con él en el bosque, y juntos reinaron con amor y respeto, enseñando a todos sobre la importancia del entendimiento y la bondad.

Y así, la Reina Floreciente y el príncipe transformaron no solo su mundo, sino también el de la bruja, llevándose consigo la enseñanza de que siempre hay espacio para la redención y que cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar su historia.

Desde entonces, la historia de Rapunzel, el princepo y la bruja se convirtió en leyenda, recordando a todos que la verdadera magia reside en el amor y la unión entre las personas.

FIN.

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