Rapunzel y el Viaje de los Sueños



Era una vez, en un reino muy lejano, una joven llamada Rapunzel que vivía en una torre alta y aislada. Durante años, había soñado con conocer el mundo exterior y explorar la naturaleza hermosa que la rodeaba. Sin embargo, su madre adoptiva, la madre Gothel, la mantenía encerrada, diciéndole que el mundo era un lugar peligroso.-

"Rapunzel, nunca salgas de esta torre, te podrían hacer daño", le advertía la madre Gothel, mientras le acariciaba el cabello dorado que caía como un río luminoso.-

Un día, mientras Rapunzel pintaba un hermoso paisaje en la pared de su torre, escuchó una risa a lo lejos. Intrigada, se asomó por la ventana y vio a un grupo de niños jugando en el campo. Sus corazones se llenaron de alegría y felicidad, y Rapunzel sintió un deseo aún más fuerte de conocer a esos niños y jugar con ellos.

En ese mismo instante, un ladrón llamado Flynn Rider pasaba por allí, escapando de la guardia del reino.

"¡Ayuda!" gritó una niña, justo en el momento en que Flynn se escondía detrás de un árbol.-

Rapunzel decidió ayudar. "¿Qué sucede?" -preguntó, sorprendiendo a los niños que se acercaron a la torre.

"¡Hay un ladrón suelto!" dijo un niño con un brillo en sus ojos.-

Rapunzel sonrió. "Yo puedo ayudar, no tengo miedo" y comenzó a bajar su larga trenza de cabello.

Los niños miraron asombrados. "¡Guau! ¿Es eso real?" preguntó la niña que había gritado, mientras empezaban a trepar por la trenza hacia la torre.

Cuando llegaron a la cima, Rapunzel les contó historias de aventuras, pero también sabía que debía mostrarles el amor por la naturaleza y la importancia de la creatividad. Mientras jugaban, Rapunzel les enseñó a pintar con los colores que encontraba en el bosque. "La naturaleza es nuestra mejor amiga, ¡es hora de descubrirla!" dijo con entusiasmo.

Mientras tanto, Flynn, que no podía imaginar que se había escondido en una torre, se dio cuenta de que tenía que salir, pero oyó lo que pasaba. "Esos niños son más escurridizos que yo" pensó Flynn mientras se acercaba a ver qué estaba ocurriendo.

Al escucharlos reír y crear, su corazón se llenó de curiosidad. "¿Qué pasa aquí?" preguntó, asomándose entre los árboles.

Los niños, emocionados, le contaron sobre la chica de la torre.

"¿Puedes llevarnos a ella?" preguntó el niño más pequeño. "¡Quiero vivir una aventura!"

Sin dudarlo, Flynn decidió ir. "¡Vamos!" dijo. "Te llevaré a conocer a Rapunzel".

Cuando llegó a la torre y vio a Rapunzel con los niños, quedó asombrado. "¿Eres tú la que ha llenado de risas este lugar?"

"Soy Rapunzel, ¡y estoy dispuesta a salir!" contestó, segura de sí misma.

Pero la madre Gothel, al sentir que algo estaba sucediendo, decidió intervenir. "¡Rapunzel, no puedes irte!" gritó, a lo que Rapunzel, mirando a los niños y a Flynn, se sintió valiente.

"¡Quiero descubrir el mundo!" exclamó. "No puedo quedarme aquí para siempre".

Los niños apoyaron a Rapunzel. "¡Sí, vamos todos juntos!"

En un giro inesperado, madre Gothel se quedó perpleja ante el apoyo que Rapunzel recibía.

Tras un momento de silencio, se dio cuenta de que su estrategia estaba fallando. "Quizás... quizás, haya algo de verdad en lo que dice Rapunzel..." pensó para sí misma.

Finalmente, decidió darles la oportunidad de unirse en la aventura, mientras ella misma aprendería a dejarla ser feliz y a vivir el presente.

Los niños, Rapunzel y Flynn, salieron juntos en su nueva aventura, explorando el bosque, creando arte con los colores que encontraban y disfrutando de la libertad. Como bello final, las tres familias se unieron para compartir momentos juntos, comprendiéndose mutuamente y construyendo un nuevo lugar en sus corazones.

Rapunzel aprendió que el amor y la creatividad son más poderosos que el miedo, y que la aventura es mejor cuando se comparte con amigos. Y así, el reino se llenó de alegría, colores y risas gracias a Rapunzel y su libre espíritu.

Desde entonces, la torre no solo fue un lugar de encierro, sino un símbolo de esperanza, amistad y la belleza de la libertad. Y siempre recordaron lo importante que es animar a quienes aman a seguir sus sueños, sin importar qué tan altos sean los muros.

Fin.

FIN.

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