Rapunzel y la Torre de los Sueños
Había una vez, en un reino muy lejano, una hermosa joven llamada Rapunzel. Su cabello era tan largo y dorado como los rayos del sol, y además tenía un poder mágico: cuando lo tocaban, podía curar o dar energía a quienes la rodeaban. Sin embargo, Rapunzel estaba atrapada en una alta torre, custodiada por una bruja malvada llamada Morag.
A pesar de que cada día soñaba con salir y explorar el mundo, la bruja siempre le decía:
"¡No puedes salir! El mundo es peligroso y no quiero que te lastimes. Además, tu cabello solo puede ser usado por mí."
Un día, mientras Rapunzel miraba por la ventana, vio a un grupo de niños jugando en el bosque cercano. Su corazón se llenó de tristeza y, con voz suave, se dijo a sí misma:
"Si tan solo pudiera salir, ayudaría a esos niños."
La bruja, al escucharla, se acercó furiosa:
"¡Cállate! ¡Tu única misión es quedarte aquí y cuidarme!"
Pero Rapunzel no podía dejar de pensar en lo que podría hacer si solo tuviera la oportunidad de salir. Así que un día, decidió que ya no podía permanecer encerrada y empezó a idear un plan.
Durante semanas, hizo ejercicio y fortaleció sus músculos, y con la ayuda de sus sueños y su cabello, hizo una soga con mechones de su pelo. Finalmente, llegó el día de su escapada. Mientras la bruja dormía, Rapunzel arrojó su pelo anclado a la ventana y comenzó a bajar a la tierra.
Cuando llegó al suelo, sintió una combinación de miedo y emoción. Corrió hacia el bosque y antes de que se diera cuenta, encontró a los niños que había visto desde su ventana.
"¡Hola!", les dijo con una sonrisa. "Soy Rapunzel. ¿Puedo jugar?"
Los niños la miraron asombrados y rápidamente la invitaron a unirse a su juego. En ese momento, un viento fuerte comenzó a soplar y los niños se asustaron. Un árbol cayó justo al lado de ellos, y Rapunzel, instintivamente, levantó su cabello para proteger a los niños.
Y entonces sucedió algo extraordinario: su cabello brilló intensamente, y como si tuviera vida propia, se convirtió en un escudo mágico que detuvo la caída del árbol.
"¡Guau!", exclamó un niño. "Tu pelo es asombroso. ¡Eres una heroína!"
Justo en ese instante, la bruja Maléfica apareció furiosa, buscando a Rapunzel, quien sólo había querido ayudar.
"¡Regresa aquí, Rapunzel!" gritó la bruja, sus ojos llenos de rabia. "No puedes usar tus poderes así. Son míos."
Pero Rapunzel, valorando a sus nuevos amigos, se plantó fuerte.
"¡No! Mi cabello es mío, y voy a usarlo para proteger al que lo necesite."
Con un movimiento de su mano, energizó su cabello y lo usó para enfrentar a la bruja. Juntos, los niños la ayudaron a empujarla, y la energía de su amistad fue suficiente para que la bruja finalmente huyera de la escena, gritando aún más enojada.
El pueblo, al enterarse de la valentía de Rapunzel, la celebró como una heroína. La alegría llenó el aire.
"¡Eres asombrosa, Rapunzel!", dijeron los niños. "¡Debes ser nuestra reina!"
Y así, Rapunzel fue coronada reina del pueblo, y la bruja fue expulsada para siempre. Desde ese día, Rapunzel no solo cuidó de su reino, sino que también inspiró a otros a ser valientes y a usar sus talentos para el bien.
"¡Juntos nunca estaremos solos!" les dijo con una mirada brillante. "La verdadera magia viene de la amistad, y con ella, podemos lograr cualquier cosa."
Y así, Rapunzel y su pueblo vivieron felices para siempre, siempre listos para defender su hogar y hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.