Ratico and the Dragons Roar
Había una vez un pequeño ratón llamado Ratico que vivía en el tranquilo bosque de la Pradera Feliz. Ratico era muy curioso y siempre estaba en busca de aventuras emocionantes.
Un día, mientras exploraba cerca del río, escuchó un fuerte rugido proveniente del otro lado del bosque. Siguiendo su instinto aventurero, decidió ir a investigar qué era ese ruido tan espantoso.
Cuando llegó al lugar de donde provenía el rugido, quedó petrificado al ver a un enorme dragón verde con ojos brillantes y afiladas garras. El corazón de Ratico latía tan rápido como pudo. Sabía que tenía que ser valiente y encontrar una manera de mantenerse seguro.
El dragón comenzó a perseguirlo por todo el bosque mientras Ratico corría lo más rápido que podía. A medida que avanzaba, se encontraba con diferentes animales del bosque: un conejo asustado, un zorro astuto y una tortuga sabia.
Ratico les explicó la situación y les pidió ayuda para escapar del dragón.
El conejo le sugirió correr hacia los arbustos espinosos para confundir al dragón; el zorro propuso saltar sobre las rocas para despistar al gran monstruo; la tortuga aconsejó esconderse en su caparazón hasta que el peligro pasara. Ratico siguió cada uno de los consejos sabiamente mientras continuaba huyendo del dragoncito furioso.
Corrió entre los arbustos espinosos haciendo giros rápidos, saltando sobre las rocas con agilidad y, cuando el dragón se acercaba demasiado, se escondía dentro del caparazón de la tortuga. El dragón, frustrado por no poder atrapar a Ratico, finalmente desistió y volvió a su cueva.
Ratico salió de su escondite y se reunió con sus nuevos amigos animales para celebrar su valentía y astucia. Aprendieron que trabajar juntos y usar sus habilidades individuales los ayudó a superar cualquier desafío. Ratico les dio las gracias a todos por su ayuda y prometió ser un amigo leal siempre que lo necesitaran.
Desde ese día en adelante, Ratico nunca dejó de explorar el bosque en busca de nuevas aventuras. Siempre recordaba la importancia de la valentía, la amistad y la sabiduría cuando enfrentaba dificultades.
Y así, Ratico vivió felizmente en la Pradera Feliz junto a sus amigos animales, compartiendo historias emocionantes sobre cómo escaparon del temible dragón. La lección que aprendieron juntos quedó grabada en sus corazones para siempre: ¡nunca subestimes el poder del trabajo en equipo!
FIN.