Rebeca y Vero en el Mercado de Young
Era una mañana fresca en Young, Río Negro. El sol empezaba a asomarse detrás de las nubes y mostraba su luz dorada. Rebeca, la mamá de Fran y la mejor repostera del pueblo, estaba lista para una nueva aventura. Junto a ella estaba Vero, su amiga de siempre, conocida por hacer las trenzas más lindas de la región.
"¿Estás lista, Vero?" - preguntó Rebeca mientras colocaba sus delicias en una canasta.
"Listísima, Rebe. ¡Hoy será un gran día!" - respondió Vero con una gran sonrisa, mientras cargaba sus trencitas de colores en una mochila.
Salieron de casa a las 5:30, con energía y un montón de sueños por cumplir. El centro de Young pronto se llenaría de gente que buscaría disfrutar de los mejores dulces y esas trenzas originales que todos en el pueblo adoraban.
A medida que caminaban, Rebeca compartía su entusiasmo:
"Hoy llevaré mis nuevos cupcakes de frutas. Espero que a todos les encanten. Ya estoy imaginando las sonrisas de los chicos cuando los prueben".
"Y yo haré unas trenzas maravillosas para que los niños se sientan como príncipes y princesas", respondía Vero.
Al llegar al centro, se dieron cuenta de que ya había gente esperando. Eran amigos y conocidos, pero también había muchos nuevos rostros curiosos que se acercaban con el dulce olor que emanaba de la canasta de Rebeca.
"¡Rebeca, tus cupcakes son un éxito!" - gritó un niño, señalando la mesa repleta de colores y sabores.
"Gracias, querido. ¿Cuál es tu favorito?" - preguntó Rebeca, iluminando su rostro con una gran sonrisa.
Mientras tanto, Vero empezó a trenzar el cabello de una niña que le había pedido ayuda. Justo en ese momento, ocurrió algo inesperado: un grupo de niños se acercó corriendo, buscando la última trenza.
"¡Yo quiero la más colorida!" - exclamó uno de ellos.
"¡No, yo primero!" - gritó otro niño, empujando a su amigo.
Vero, al ver la confusión, decidió tomar el control de la situación:
"Chicos, calmémonos. ¡Hoy haré una trenza gigante para todos!" - propuso, con entusiasmo.
Rebeca se unió a la propuesta:
"Mientras ustedes esperan, les invito a probar un cupcake. ¡Así se hacen amigos en el camino!" - les dijo, ofreciendo dulces a los niños.
Así, los niños tranquilizaron sus ánimos, dejaron de pelear y empezaron a compartir sus dulces con sonrisas. ¡Era un gran momento de diversión! Vero empezó a trenzar cabellos uno por uno, creando una obra de arte colectiva. Algunos niños hacían fila, mientras otros disfrutaban de los sabores de los cupcakes.
La amistad entre Rebeca y Vero y su amor por hacer felices a los demás se contagiaba cada vez más. Más personas se unieron a la fila, atraídos por las risas y los colores.
"Mirá cómo se divierten todos, Rebeca. Estoy segura que hoy será un día inolvidable para todos" - comentó Vero, mientras tejía la última trenza.
"Sí, amiga. Este es el verdadero espíritu de la comunidad: compartir y disfrutar junto a los demás" - respondió Rebeca con el corazón lleno de alegría.
Cuando el sol empezó a ponerse, Rebeca y Vero contaron felizmente cuántos cupcakes habían vendido y cuántas trenzas habían hecho. Era mucho más de lo que habían planeado.
"¿Esto se siente como un sueño?" - preguntó Vero, con los ojos brillantes.
"No, esto es la realidad. Todo es posible cuando compartimos lo que hacemos con amor y alegría" - contestó Rebeca.
Y así, con corazones felices y un exitoso día de trabajo, Rebeca y Vero regresaron a casa, sabiendo que habían dejado una huella de dulzura y color en el centro de Young, y lo más importante, que la amistad y el trabajo en equipo pueden hacer magia en cualquier lugar.
--- Fin ---
FIN.