Recolectando frutas de la huerta de Sarita
Era un hermoso día soleado, y Sarita estaba muy emocionada por ayudar en su huerta. Tenía un gran canasto y decidió que era hora de recolectar frutas.
- ¡Vamos a buscar frutas, amigos! - dijo Sarita mientras saltaba de alegría.
Sus amigos, el conejo Pérez y la ardilla Lila, la siguieron con entusiasmo. Al llegar a la primera planta, Sarita exclamó:
- ¡Miren, aquí hay tres fresas! -
El conejo Pérez, que era muy curioso, preguntó:
- ¿Podemos contar las fresas, Sarita? -
- Claro que sí, ¡contemos juntos! -
Uno… dos… tres.
- ¡Tres fresas! - gritaron todos al unísono.
Siguieron caminando y vieron un árbol lleno de manzanas.
- ¡Cuatro manzanas! - dijo Lila, señalando con su patita.
- Contemos otra vez: uno, dos, tres, ¡cuatro! - dijo Sarita con una gran sonrisa.
Mientras recolectaban, se toparon con un pequeño arbusto.
- ¡Aquí hay cinco ciruelas! - exclamó Pérez.
- ¡Contemos una vez más! - pidió Lila emocionada.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco.
De repente, la ardilla Lila se puso a pensar.
- ¿Por qué hay que contar frutas, Sarita? -
- Porque cada fruta cuenta y todas son importantes - respondió Sarita.
Al terminar, Sarita, Pérez y Lila se sentaron bajo un árbol a disfrutar de su día.
- ¡Qué divertido fue contar y recolectar frutas! - dijo Lila.
Moraleja: A veces, contar lo que tenemos nos ayuda a valorar lo que hemos logrado. Cada pequeña cosa suma a nuestra felicidad.
FIN.