Reconstruyendo el corazón
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Iara y su novio Fran. Eran dos niños felices que solían pasar mucho tiempo juntos jugando y riendo.
Sin embargo, algo cambió dentro de Iara cuando comenzó a sentir odio hacia Fran. Iara no podía explicar por qué sentía tanto rencor hacia alguien a quien antes amaba profundamente. Cada vez que veía a Fran, su corazón se llenaba de rabia y resentimiento.
Esto preocupaba mucho a sus amigos y familiares, quienes intentaban ayudarla sin éxito. Un día, mientras caminaba sola por el bosque cercano al pueblo, Iara encontró una extraña criatura llamada Sabidurito.
Era un pequeño búho sabio que vivía en ese bosque desde hace muchos años. Intrigada por la presencia del búho, Iara se acercó con cautela y le contó sobre su odio hacia Fran.
Sabidurito escuchó atentamente y luego dijo: "Querida Iara, el odio es como una oscuridad que nubla nuestro corazón y nos impide ver la belleza de las personas". Confundida pero interesada en lo que Sabidurito tenía para decirle, Iara preguntó: "¿Qué puedo hacer para cambiar esto? No quiero odiar a Fran".
Sabidurito sonrió sabiamente y respondió: "El primer paso es entender tus propios sentimientos. El odio suele ser producto del miedo o la tristeza oculta dentro de nosotros". Iara reflexionó sobre estas palabras mientras regresaba al pueblo.
Decidió hablar con su mejor amiga Camila sobre lo que estaba sintiendo. Camila la escuchó pacientemente y le ofreció su apoyo incondicional. "Iara, creo que el odio puede ser superado si aprendemos a perdonar y a entender al otro", dijo Camila con ternura.
Iara se dio cuenta de que Fran también tenía sentimientos y emociones, al igual que ella. Comenzó a recordar los buenos momentos que habían compartido antes de sentir odio.
Pensó en cómo Fran siempre había sido amable y considerado con ella. Decidida a cambiar sus sentimientos negativos, Iara buscó a Fran para hablarle sinceramente sobre lo que estaba pasando. Con lágrimas en los ojos, le pidió disculpas por haberlo tratado mal y le explicó cómo se había sentido.
Fran, sorprendido pero comprensivo, aceptó sus disculpas y ambos decidieron trabajar juntos para reconstruir su relación desde cero. Con el tiempo, Iara aprendió a controlar su odio y reemplazarlo con amor y comprensión hacia Fran.
Descubrió que cuando dejamos de lado nuestros resentimientos, podemos encontrar una felicidad genuina en las relaciones con los demás. La historia de Iara inspiró a muchos niños del pueblo Villa Esperanza.
Aprendieron la importancia del perdón y el amor incondicional hacia aquellos que nos rodean. Y así vivieron todos felices en un ambiente lleno de armonía y respeto mutuo. Desde ese día, Iara nunca volvió a sentir odio hacia nadie más.
Agradecida por la enseñanza de Sabidurito, prometió compartir su historia con otros niños para ayudarles a superar cualquier sentimiento negativo en sus corazones. Y así, la historia de Iara y Fran se convirtió en un ejemplo de superación y amor para todos los niños del pueblo.
FIN.