Recuerdos de colores


Había una vez una niña llamada Noelia que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, Noelia decidió adoptar a un perro especial con un pelaje de siete colores.

Lo llamó Arcoíris, porque su pelaje parecía reflejar todos los colores del arcoíris. Noelia y Arcoíris se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, exploraban el bosque, jugaban en el jardín y compartían secretos bajo la luz de la luna. Eran inseparables.

Sin embargo, un día mientras Noelia cepillaba sus dientes, Arcoíris escapó por la puerta abierta y salió corriendo sin que ella lo notara. Cuando Noelia se dio cuenta de su ausencia, sintió un gran vacío en su corazón.

Desesperada por encontrar a su amado perro, Noelia salió corriendo tras él. Siguió las huellas de Arcoíris hasta llegar a las faldas de un imponente volcán. Sin pensarlo dos veces, decidió subir para buscarlo.

Mientras ascendía por el volcán, Noelia encontró pistas que indicaban que Arcoíris había estado allí: huellas gigantes impresas en la arena caliente y mechones de pelo multicolor flotando en el aire. Sabía que estaba cerca.

Finalmente llegó a la cima del volcán y vio a Arcoíris sentado junto al borde del cráter. Pero algo extraño pasaba: cada vez que intentaba acercarse a él, el perro desaparecía como si fuera humo entre sus dedos. "No te vayas, Arcoíris.

¡Te extraño tanto!", gritó Noelia con lágrimas en los ojos. En ese momento, una voz suave resonó en el aire: "Noelia, no puedo quedarme contigo. Soy un perro mágico y mi hogar está aquí, en este volcán".

Noelia se sorprendió al escuchar la voz del perro y preguntó: "Pero... ¿por qué? ¿Por qué tienes que irte?""Mi misión en tu vida era enseñarte sobre la conexión entre seres queridos", explicó Arcoíris. "A veces, las cosas cambian y las personas o animales que amamos se van.

Pero eso no significa que el amor desaparezca. Siempre estaremos conectados a través de nuestros corazones". Noelia comprendió lo que Arcoíris le estaba diciendo.

Aunque ya no pudiera verlo ni tocarlo físicamente, siempre tendría su amor y los recuerdos compartidos. Con el corazón lleno de amor y gratitud por haber tenido a Arcoíris en su vida, Noelia decidió bajar del volcán y volver a casa.

Sabía que tenía mucho amor para dar y muchos otros seres con quienes conectar. Desde aquel día, Noelia llevaba consigo la enseñanza de Arcoíris: valorar cada momento con aquellos que amamos, aceptar la pérdida cuando sea necesario y mantener vivos los recuerdos en nuestros corazones.

Y así fue como Noelia aprendió una valiosa lección sobre la conexión entre seres queridos gracias a su perro especial con un pelaje de siete colores llamado Arcoíris.

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