Reflejos de Bondad



espejos? -preguntó el anciano con curiosidad. El joven se quedó pensando por un momento y luego respondió: -Los espejos reflejan lo que está frente a ellos. Si una persona sonríe, el espejo le devuelve una sonrisa.

Si está triste, el espejo también muestra tristeza. El anciano asintió y dijo: -Así como los espejos, los habitantes de este pueblo también reflejan lo que reciben. Si tú les das amabilidad, te devolverán amabilidad.

Si les ofreces ayuda, ellos también te ayudarán. Intrigado por las palabras del anciano, el joven decidió adentrarse en el pueblo para conocer a sus habitantes y poner a prueba su teoría sobre los espejos humanos.

En su primer encuentro en una pequeña tienda de comestibles, el joven saludó al dueño con una gran sonrisa y le preguntó cómo estaba. El hombre respondió con una amplia sonrisa y le ofreció algunos productos frescos sin cobrarle nada.

Satisfecho con ese resultado positivo, el joven continuó su recorrido por el pueblo. En cada encuentro mostraba amabilidad y cortesía hacia todos aquellos que cruzaban su camino. Y para su sorpresa, siempre recibía respuestas igualmente amables y cordiales.

Sin embargo, no todo fue tan fácil como parecía. En cierto momento, mientras caminaba por la plaza principal del pueblo, vio a un niño llorando desconsoladamente junto a un perro abandonado.

Sin dudarlo ni un segundo, se acercó al niño y trató de consolarlo mientras buscaba una solución para el perro. Sin embargo, los habitantes del pueblo que presenciaron la escena se mantuvieron indiferentes. Algunos incluso pasaban de largo sin siquiera mirar.

El joven se sintió desanimado y comenzó a preguntarse si su teoría sobre los espejos humanos estaba equivocada. Decidió buscar al anciano del pozo y contarle lo sucedido. -Anciano, he intentado ser amable con todos en este pueblo, pero cuando más necesitaba ayuda, nadie respondió como yo esperaba.

El anciano sonrió comprensivamente y dijo: -Los espejos no siempre reflejan lo que queremos ver. A veces, hay personas que están tan atrapadas en sus propios problemas o preocupaciones que no pueden ver más allá.

Pero eso no significa que debas dejar de ser amable o ayudar a los demás. El joven reflexionó sobre las palabras del anciano y decidió seguir adelante con su actitud positiva hacia los demás.

Poco a poco, fue ganándose la confianza de algunos habitantes del pueblo y logró formar un grupo solidario que trabajaba juntos para mejorar la comunidad. Con el tiempo, aquel pequeño grupo inspiró a otros habitantes del pueblo a unirse también.

Juntos construyeron un parque infantil para alegría de los niños, organizaron talleres educativos gratuitos y crearon programas para ayudar a las personas mayores. El joven comprendió entonces que aunque no todos fueran como él esperaba, su actitud positiva había logrado cambiar algo en aquel lugar.

Y así entendió el verdadero poder de ser un espejo humano: reflejar amor y generosidad incluso cuando los demás no lo hacen.

Desde aquel día, el joven se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo y su historia se extendió más allá de sus fronteras. Y así, a través de su actitud y acciones positivas, logró transformar no solo a ese pequeño lugar, sino también a sí mismo.

Y colorín colorado, esta historia nos enseña que podemos ser espejos humanos y reflejar amor y generosidad hacia los demás sin importar cómo nos respondan. Al final del día, cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar nuestro entorno con nuestras acciones y actitudes positivas.

FIN.

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