Reglas para soñar dulces sueños


Había una vez un nene llamado Mateo que no quería dormir. Cada noche, cuando sus papás le decían que era hora de irse a la cama, él se resistía y buscaba cualquier excusa para quedarse despierto por más tiempo.

Una noche, Mateo decidió esconderse debajo de su cama en lugar de ir a dormir. Pensó que si se quedaba allí, sus papás lo buscarían y tal vez le permitirían quedarse despierto un poco más.

Pero mientras estaba escondido, escuchó algo extraño. Eran voces suaves y melodiosas que provenían del armario. Curioso, Mateo salió sigilosamente de debajo de la cama y abrió el armario despacio.

Para su sorpresa, encontró a tres personajes pequeñitos con apariencia mágica: un hada juguetona llamada Luna, un duende travieso llamado Estrellita y un conejito simpático llamado Rayito. "¡Hola!" -dijo Luna con una sonrisa-. "Vimos que no podías dormirte y decidimos ayudarte".

Mateo se asombró ante estos seres mágicos y les preguntó cómo podrían ayudarlo a dormir mejor. —"Bueno" , dijo Rayito saltando sobre su hombro-. "Nosotros somos los guardianes del sueño. Nuestro trabajo es asegurarnos de que todos tengan dulces sueños".

Estrellita añadió: "Pero tú tienes que seguir algunas reglas si quieres tener dulces sueños todas las noches". Mateo estaba emocionado por aprender cómo tener dulces sueños cada noche, así que prestó mucha atención a las reglas de los guardianes del sueño.

"Primero" , dijo Luna, "necesitas tener una rutina antes de dormir. Esto te ayudará a relajarte y preparar tu mente para el descanso". Mateo asintió y prometió seguir esa regla.

Luego, Estrellita mencionó la segunda regla: "Debes evitar comer alimentos pesados o tomar bebidas con cafeína antes de acostarte". Mateo se dio cuenta de que a veces tomaba gaseosa por la noche y eso le dificultaba conciliar el sueño. Aceptó seguir esa regla también. "Y finalmente", dijo Rayito mientras saltaba emocionado-.

"Necesitas crear un ambiente tranquilo en tu habitación. Apaga todas las luces brillantes y mantén un lugar fresco y cómodo para dormir".

Mateo entendió que su habitación estaba demasiado iluminada por la luz del televisor, así que decidió apagarlo todas las noches. Los guardianes del sueño se despidieron de Mateo con una sonrisa y le dijeron que estarían cerca si alguna vez necesitaba su ayuda nuevamente.

Desde esa noche, Mateo siguió al pie de la letra las reglas de los guardianes del sueño. Desarrolló una rutina relajante antes de irse a la cama: se cepillaba los dientes, leía un libro tranquilo y se ponía su pijama favorita.

Evitaba comer alimentos pesados o beber bebidas con cafeína antes de acostarse y siempre mantenía su habitación oscura y fresca. Poco a poco, Mateo comenzó a tener dulces sueños todas las noches.

Se dio cuenta de lo importante que era descansar bien para tener energía y disfrutar de sus días al máximo. Y así, Mateo aprendió que dormir no era algo aburrido o innecesario, sino una parte esencial de su crecimiento y bienestar.

Agradecido por la ayuda de los guardianes del sueño, siempre recordó seguir las reglas para tener dulces sueños y nunca más tuvo problemas para irse a dormir. Desde aquel día, Mateo compartió sus conocimientos con otros niños que también luchaban por dormir.

Juntos, aprendieron la importancia de descansar adecuadamente y cómo seguir las reglas para tener dulces sueños cada noche. Y así, el nene que no quería dormir se convirtió en un gran defensor del buen descanso y ayudó a muchos niños a disfrutar de noches tranquilas llenas de hermosos sueños.

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