Renata y el Encuentro de la Noche



En un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, vivía una niña llamada Renata. Era curiosa, valiente y siempre tenía sueños llenos de aventuras. Sin embargo, había algo que le daba miedo: las historias que su abuela le contaba sobre los vampiros que habitaban en el bosque. A pesar de eso, su espíritu aventurero era más fuerte que su miedo.

Una noche, mientras Renata se preparaba para dormir, decidió que era hora de explorar el bosque. Armada con una pequeña vela que iluminaba su camino, se adentró en la oscuridad.

"¡Qué misterioso se ve todo!"- pensó Renata, emocionada y un poco asustada. A medida que caminaba, la luna iluminaba su camino y los árboles parecían susurrarle secretos.

De repente, escuchó un aullido lejano. Era un lobo. Tenía un pelaje brillante y unos ojos amarillos que relucían en la oscuridad.

"¿Quién va?"- preguntó el lobo, acercándose cauteloso pero curioso.

"Soy Renata, estoy explorando el bosque para enfrentar mis miedos"- contestó, tratando de sonar valiente.

"¿Miedos?"- preguntó él, con una amistad naciente en su voz. "Sabes, yo también tengo mis miedos. No me gusta la oscuridad, a veces me asusta no saber lo que hay por delante."-

Renata se sorprendió al escuchar esto. "¿De verdad? Pensé que los lobos no tenían miedo de nada"-

"Todos tenemos nuestros miedos, querida Renata. Pero es importante enfrentarlos. ¿Quieres que te acompañe?"- propuso el lobo.

Renata asintió con entusiasmo. Juntos comenzaron a caminar por el bosque. Mientras avanzaban, el lobo le contaba historias sobre su vida y cómo a veces se sentía inseguro en la noche.

"Tienes que aprender a confiar en ti misma y en lo que te rodea. Cuando mires a la oscuridad, recuerda que también hay luz, incluso si es pequeña, como tu vela"- le dijo el lobo.

Renata sintió que su miedo comenzaba a desvanecerse. Pero aquí no terminaba la aventura. De repente, un suave y antiguo viento sopló y frente a ellos, apareció una nube de neblina. En medio de la neblina, vieron una figura. Era un vampiro. No tenía aspecto aterrador, en cambio, su mirada era melancólica y un poco triste.

"¿Quiénes son ustedes?"- preguntó el vampiro con voz suave.

"Yo soy Renata y él es mi amigo, el lobo. Estamos aquí para explorar y enfrentar nuestros miedos"- respondió la niña, sintiendo una inexplicable valentía.

El vampiro sonrió débilmente. "¿Sabes? A veces, las historias sobre mí no son del todo ciertas. La gente solo ve lo que temen. Yo también tengo miedo. Miedo de ser rechazado y nunca ser comprendido"-

Renata sintió una profunda empatía por el vampiro. "Pero, ¿nunca te has acercado a alguien? Tal vez podrías mostrarles quién eres de verdad"- sugirió.

El vampiro parecía pensativo. "Es difícil. Cuando las personas me ven, solo corren. Nunca ven mi corazón"-

"¿Y si te presentas como un amigo y no como un miedo?"- dijo el lobo. "Tal vez podrías animarte a intentarlo"-.

Renata sonrió. "¡Sí! ¡Tú puedes!"-

Tomando valor, el vampiro decidió unirse a ellos. Juntos, se acercaron al pueblo. Cuando llegaron, la gente los miró con sorpresa, pero Renata comenzó a hablarles.

"¡No tengan miedo! Este es un amigo. A veces nuestras historias están llenas de cosas que no son ciertas"-.

Los habitantes, intrigados, comenzaron a escuchar. El vampiro, nervioso, se presentó.

"Yo soy Vlad, y no tengo intención de hacer daño. Espero que puedan conocerme"-.

Con el tiempo, los habitantes comenzaron a ver a Vlad de manera diferente. Conocieron su historia, su tristeza y, sobre todo, su deseo de ser aceptado.

Esa noche, Renata comprendió que enfrentar sus miedos podía cambiar no solo su vida, sino también la vida de otros. La valentía se hizo presente y, aunque el camino fue complicado, la oscuridad de la noche se convirtió en una luz brillante de amistades.

Ernesto el lobo y Vlad el vampiro se volvieron los mejores amigos, mientras Renata se dio cuenta que todos pueden cambiar si hay comprensión y valor.

FIN.

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