Renata y la sequía solidaria
En lo profundo del bosque, vivían en armonía la rana Renata, el águila Ernesto, el búho Óscar, el zorro Zacarías y el pez Nemo.
Cada uno de ellos disfrutaba de su hogar y respetaba a los demás habitantes del lugar. Un día, una sequía golpeó la región y todos los animales comenzaron a luchar por el agua que quedaba en el único charco cercano.
La rana Renata era la más débil de todos y tenía dificultades para llegar al agua. El águila Ernesto y el búho Óscar podían volar hasta allí fácilmente, pero se peleaban por quién llegaba primero. El zorro Zacarías intentaba cazar al pez Nemo para saciar su sed.
- ¡El agua es mía! -gritó Ernesto mientras aterrizaba junto al charco. - No seas egoísta, comparte con nosotros -respondió Óscar desde las ramas de un árbol cercano. - ¡Yo atraparé al pez para calmar mi sed! -dijo Zacarías acechando al pobre Nemo.
La situación se volvía cada vez más tensa entre los animales. Renata no sabía qué hacer para poder beber un poco de agua sin ser lastimada o desplazada por los demás.
Fue entonces cuando una voz resonó en lo profundo del bosque, era la sabia tortuga Tatiana que había estado observando todo desde lejos.
Se acercó lentamente hacia los animales y les dijo:- Queridos amigos, en tiempos difíciles como estos es cuando más debemos recordar que todos merecemos respeto y compasión. Todos tenemos derecho a vivir en armonía con nuestro entorno y a compartir los recursos de manera justa. Los animales se miraron entre sí avergonzados por su comportamiento egoísta e insensible.
Entonces, decidieron unirse para buscar juntos una solución al problema de la escasez de agua. El águila Ernesto usó sus afiladas garras para abrir un camino hacia el charco donde todos pudieran acceder sin problemas.
El búho Óscar iluminó el camino con su sabiduría para guiar a los demás animales. El zorro Zacarías prometió no cazar al pez Nemo y buscar otras fuentes de alimentación. Y la rana Renata recibió ayuda para llegar hasta el agua sin dificultad.
Finalmente, todos los animales pudieron beber tranquilamente del charco compartiendo amorosamente el recurso tan preciado en esos momentos difíciles. Desde ese día, aprendieron que la solidaridad y el respeto mutuo son fundamentales para convivir en paz con todas las criaturas del mundo.
Recordaron siempre la enseñanza de Tatiana: "Los derechos de los animales deben ser protegidos por todos, pues somos parte importante de este gran ciclo natural".
Y así, en aquel bosque mágico reinó nuevamente la armonía gracias a la lección aprendida por estos valientes amigos animals y emplumados bajo la atenta mirada protectora de Tatiana; quien desde entonces fue considerada como consejera honoraria del reino animal del bosque encantado.
FIN.