Renata y las alas perdidas de la mariposa
Había una vez en un pequeño estanque, una ranita llamada Renata. Renata era una ranita muy curiosa y valiente, siempre estaba explorando los alrededores y buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras saltaba de hoja en hoja, Renata se encontró con una mariposa muy triste. La mariposa le contó que había perdido sus alas y no podía volar. Renata, con su corazón bondadoso, decidió ayudar a la mariposa a encontrar sus alas.
Renata comenzó a buscar por todo el bosque, preguntando a cada animal que se cruzaba si habían visto las alas de la mariposa.
Después de mucho buscar, un sapo le dijo que había visto a un pájaro llevándose las alas hacia lo alto de la montaña. Decidida a ayudar a su nueva amiga, Renata emprendió el largo viaje hacia la montaña. En el camino se encontró con varios obstáculos como arroyos caudalosos y caminos llenos de piedras, pero nada detenía su determinación.
Finalmente llegó a la cima de la montaña donde vio al pájaro jugueteando con las alas de la pobre mariposa. Sin dudarlo ni un segundo, Renata saltó sobre el pájaro y logró recuperar las preciosas alas.
La mariposa no podía creerlo, finalmente tenía sus alas de vuelta gracias a la valentía y determinación de Renata. "¡Gracias por tu ayuda! Eres realmente increíble", dijo emocionada la mariposa. "No hay problema, todos merecen tener una segunda oportunidad para volar", respondió humildemente Renata.
Desde ese día, Renata y la mariposa se convirtieron en grandes amigas y juntas exploraban cada rincón del bosque.
La valentía y generosidad de Renata inspiraron a todos los animales del bosque a ayudarse mutuamente y recordaron que siempre es importante estar dispuesto a tender una mano cuando alguien lo necesita.
Y así fue como gracias a una pequeña ranita llamada Renata, se demostró que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas si tienen un corazón noble y valiente.
FIN.