Rene, el héroe de la selva


Había una vez en la selva un chango llamado Rene. Vivía en lo alto de un árbol, donde había construido su propia casa con hojitas y ramas. Era un lugar acogedor y seguro para él.

Rene era muy sociable y tenía muchos amigos changuitos con los que jugaba todos los días. Juntos exploraban la selva, saltaban de rama en rama y se divertían muchísimo. Pero Rene tenía una pasión especial por las bananas.

Le encantaba comerlas, tanto que siempre llevaba consigo una bolsa llena de ellas. Un día, mientras Rene estaba disfrutando de su merienda de bananas, escuchó un ruido extraño proveniente del bosque cercano.

Decidió investigar qué podría ser y se adentró en la espesura. Al llegar al lugar del ruido, Rene vio a un grupo de animales preocupados: el elefante Tito, el león Leo y el mono Maxi. Parecían estar discutiendo sobre algo importante.

"¡Hola amigos! ¿Qué les pasa?"- preguntó curioso Rene. Tito explicó que estaban buscando comida porque había escasez en la selva debido a una sequía prolongada. Los animales estaban pasando hambre y no sabían qué hacer.

Rene sintió mucha empatía por sus amigos y decidió ayudarlos como pudiera. Recordó que tenía muchas bananas guardadas en su casa y pensó que podía compartirlas con ellos.

Corrió hacia su hogar en el árbol y regresó rápidamente con su bolsa llena de bananas para ofrecerles a sus amigos necesitados. "¡Aquí tienen! ¡Coman todo lo que quieran!"- exclamó Rene, emocionado por poder ayudar. Los animales no podían creer su generosidad y agradecieron a Rene de todo corazón. Comenzaron a comer las deliciosas bananas con alegría y satisfacción.

Pero la historia no termina aquí. Mientras los animales disfrutaban de su comida, un grupo de cazadores furtivos se acercaba sigilosamente a ellos. Querían capturarlos y venderlos como mascotas exóticas.

Rene, al darse cuenta del peligro inminente, ideó un plan para salvar a sus amigos. Les pidió que se escondieran en el bosque mientras él distraía a los cazadores. Con valentía y astucia, Rene hizo ruidos fuertes y llamativos para llamar la atención de los cazadores.

Saltaba de rama en rama, agitando las hojas del árbol y haciendo movimientos graciosos para desviar su atención. Los cazadores corrieron tras Rene, pero él era demasiado ágil y rápido para ellos.

Logró despistarlos lo suficiente como para que sus amigos pudieran escapar sin ser vistos. Cuando finalmente los cazadores abandonaron la selva frustrados por no haber atrapado ningún animal, Rene regresó al encuentro de sus amigos changuitos. Todos estaban sanos y salvos gracias a su valiente acto.

"¡Gracias por salvarnos, Rene! Eres el mejor amigo que podríamos tener"- le dijeron emocionados sus amigos. Rene sonrió orgulloso pero humilde ante aquel reconocimiento. Sabía que había hecho lo correcto al ayudar a quienes más lo necesitaban.

Aprendió la importancia de ser generoso y valiente, y comprendió que siempre hay una forma de ayudar a los demás, sin importar cuán pequeño o grande uno sea.

Desde aquel día, Rene siguió compartiendo sus bananas con todos los animales de la selva. Y juntos, vivieron muchas aventuras llenas de diversión y amistad en su hogar entre las ramas del árbol.

Y así, Rene demostró que incluso un chango puede hacer una gran diferencia en el mundo si está dispuesto a ayudar a los demás. La selva se convirtió en un lugar mejor gracias a su bondad y valentía.

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