René y el gato astuto



Había una vez en un hermoso campo verde, un ratón muy travieso y desobediente llamado René. René siempre hacía lo que quería, ignorando las advertencias de sus padres sobre los peligros que acechaban fuera de su madriguera.

Un día, mientras jugaba cerca del granero, escuchó a su mamá gritarle desde lejos:"René, vuelve aquí ahora mismo antes de que te metas en problemas". Pero el ratoncito desobediente decidió ignorarla y se aventuró aún más lejos.

Al acercarse al granero, vio un delicioso trozo de queso en el suelo y no pudo resistirse a la tentación. "¡Qué rico queso! ¡Lo voy a probar sin que nadie me vea!", pensó para sí mismo.

Sin embargo, lo que René no sabía era que ese queso estaba puesto como cebo por el gato del granero, un felino astuto y hambriento llamado Matías.

Justo cuando René estaba a punto de darle un mordisco al queso, sintió una sombra detrás suyo y al darse vuelta vio a Matías con los ojos brillantes. "¡Corre René! ¡Es Matías el gato! ¡Rápido, escóndete!", gritaba su mamá desde lejos.

El ratón asustado intentó correr pero ya era tarde: Matías lo atrapó con una pata y empezó a jugar con él antes de comérselo. En ese momento crítico, René recordó todas las veces que había desobedecido a sus padres y se arrepintió profundamente. "Perdón mamá, perdón papá.

Debí haberte hecho caso", murmuró entre sollozos mientras luchaba por liberarse del feroz felino. Justo cuando parecía que todo estaba perdido para René, algo increíble sucedió: un grupo de pájaros valientes se abalanzaron sobre Matías picoteándolo sin piedad hasta hacerlo huir despavorido.

Los pájaros liberaron a René y lo llevaron sano y salvo de regreso a su madriguera.

Desde ese día en adelante, René aprendió la lección más importante de todas: la importancia de ser obediente y escuchar los consejos sabios de quienes nos cuidan. Agradecido por haber tenido una segunda oportunidad, prometió nunca más desobedecer ni ponerse en peligro innecesario.

Y así fue como el ratón desobediente se convirtió en ejemplo para todos los animales del campo, demostrando que incluso los más traviesos pueden cambiar si están dispuestos a aprender de sus errores. Y colorín colorado este cuento ha terminado con una enseñanza bien valorada.

FIN.

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