Rescate en el parque



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, una joven llamada Nerea. Nerea tenía 21 años y estaba estudiando marketing en la universidad UADE.

Además de ser muy inteligente, Nerea era amante de los animales, y en su hogar vivían dos gatos traviesos llamados Mishi y Pelusa, y dos perras juguetonas llamadas Luna y Estrella. Un día soleado, mientras Nerea regresaba a casa después de un largo día de clases, se encontró con una sorpresa inesperada.

En el camino hacia su hogar, vio a un grupo de niños pequeños que parecían estar perdidos y asustados. - ¡Hola! ¿Están bien? ¿Necesitan ayuda? -preguntó Nerea con amabilidad.

Los niños le contaron que se habían separado de sus padres mientras paseaban por el parque y no sabían cómo volver a casa. Sin dudarlo un segundo, Nerea les ofreció su ayuda. - Tranquilos chicos, yo los ayudaré a encontrar a sus papás.

Vamos juntos -dijo Nerea con una sonrisa reconfortante. Con la ayuda de sus mascotas, los gatos Mishi y Pelusa guiaron el camino olfateando las huellas dejadas por los padres de los niños.

Mientras tanto, las perras Luna y Estrella corrían adelante para asegurarse de que no hubiera peligros en el camino. Después de una larga búsqueda por todo el parque, finalmente encontraron a los padres preocupados buscando a sus hijos desaparecidos.

Los niños corrieron emocionados hacia sus padres mientras estos les daban las gracias a Nerea por su valiosa ayuda. - ¡Muchas gracias por traerlos sanos y salvos! No sabemos qué hubiéramos hecho sin tu ayuda -expresaron los padres aliviados. Nerea sonrió feliz al ver reunida nuevamente a la familia.

Los niños le dieron un abrazo lleno de gratitud antes de despedirse junto a sus padres.

De regreso en casa, Nerea reflexionó sobre lo importante que es ayudar a quienes lo necesitan y cómo cada uno puede marcar la diferencia en la vida de otros con pequeños gestos de bondad. Agradecida por tener mascotas tan especiales que también colaboraron en la búsqueda, decidió compartir esta experiencia con sus compañeros en la universidad para inspirarlos a ser solidarios con quienes más lo necesitan.

Desde ese día, Nerea continuó estudiando marketing en UADE con más pasión que nunca e inspirando a otros con su historia llena de bondad y valentía.

Y así demostró que no importa cuán jóvenes seamos o qué estudios estemos cursando; siempre podemos hacer del mundo un lugar mejor si estamos dispuestos a ayudarnos mutuamente.

FIN.

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