Rescate en el río del bosque sediento


Gotita y su amiga Gotita eran dos gotas de agua muy curiosas y aventureras. Les encantaba observar el mundo desde lo alto, desde donde podían ver todo de una forma diferente y maravillosa.

Un día, mientras estaban sentadas en la nube, vieron a lo lejos un bosque que parecía estar sufriendo por la falta de lluvia. Las plantas estaban marchitas y los animales lucían tristes.

Gotita se preocupó al ver esa escena y decidió hacer algo al respecto. "Amiga, ¿ves ese bosque allá abajo? Parece que necesita nuestra ayuda", dijo Gotita con determinación. "Sí, tienes razón. Debemos encontrar una forma de ayudarlo", respondió su amiga Gotita.

Decididas a hacer una buena acción, las dos gotitas se deslizaron por la nube hasta llegar al bosque sediento. Una vez allí, buscaron un río cercano para llevar agua al bosque y devolverle la vida a las plantas y animales.

Sin embargo, cuando llegaron al río descubrieron que estaba contaminado y los peces luchaban por sobrevivir en sus aguas sucias. Gotita sabía que no podían usar ese agua para salvar el bosque, así que ideó un plan ingenioso.

"Amiga, debemos limpiar este río antes de llevar agua al bosque", propuso Gotita con entusiasmo. Juntas se pusieron manos a la obra: recogieron basura del río, limpiaron sus aguas y devolvieron la pureza perdida.

Una vez el río estaba limpio nuevamente, llenaron sus gotitas con agua fresca y cristalina para llevarla al bosque sediento. Al regresar al bosque con el agua limpia en su interior, Gotita y su amiga comenzaron a rociar cada planta marchita con cuidado.

Poco a poco, las hojas volvieron a tomar color verde brillante y los animales recuperaron su vitalidad. El sol brillaba sobre ellas mientras veían cómo el bosque renacía gracias a su ayuda desinteresada. Las gotitas sonreían orgullosas de haber hecho una diferencia en aquel lugar necesitado.

"¡Lo logramos! ¡Qué felicidad poder ayudar así!", exclamó emocionada Gotita. "Sí, ha sido maravilloso poder devolverle la vida a este hermoso lugar", respondió su amiga Gotita con alegría.

Desde ese día en adelante, las dos gotitas continuaron explorando el mundo desde lo alto pero también dedicaron parte de su tiempo a ayudar a aquellos lugares que lo necesitaban.

Aprendieron que cada pequeña acción puede tener un gran impacto si se hace con amor y compromiso hacia los demás.

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