Reyna Valle Valeria



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos vivos, vivía una niña llamada Valeria, conocida como la "Reyna del Valle". Valeria tenía una sonrisa brillante y una imaginación aún más resplandeciente. Desde que era muy chica, soñaba con explorar el vasto valle que rodeaba su hogar, lleno de flores coloridas, animales curiosos y secretos ocultos.

Un día, mientras recolectaba flores en el campo, Valeria se encontró con un pequeño conejo blanco que parecía asustado.

"¡Hola, pequeño amigo! ¿Por qué estás tan nervioso?" - preguntó Valeria, agachándose para acariciar al conejo.

"¡Ayuda! He perdido a mi familia y no sé cómo volver a casa!" - contestó el conejo, temblando de miedo.

Valeria, siempre dispuesta a ayudar a quienes lo necesitaban, tomó una profunda respiración.

"No te preocupes, te ayudaré a encontrar a tu familia. ¿Sabes hacia dónde se fueron?" - preguntó.

"Creo que fui tan rápido brincando que me perdí en el camino. Todo se ve igual en este grande valle..." - respondió el conejo.

Así comenzó su aventura. Valeria y el conejo, a quien decidió llamar —"Saltito" , se adentraron en el valle. Juntos se encontraron con un grupo de aves que picoteaban el suelo en busca de semillas.

"¿Han visto a la familia de Saltito? Es un conejo blanco que salta muy rápido como tú" - les preguntó Valeria.

"Sí, los vimos seguir hacia la gran colina. Nos parecieron un buen grupo así que no los seguimos" - dijo una de las aves.

Con una nueva pista, Valeria y Saltito continuaron su camino. Después de un rato, llegaron a la gran colina y vieron un hermoso arcoíris que se formaba en el cielo. Justo en el arcoíris, Valeria vio algo moverse.

"¡Mirá, ahí hay algo!" - exclamó.

"¡Es mi familia! ¡Es mi familia!" - grita Saltito emocionado.

"¡Vamos!" - contestó Valeria, corriendo hacia allí.

Cuando llegaron, Saltito corrió hacia su familia.

"¡Mamá, papá!"

Y la madre conejo lo abrazó.

"¡Oh, Saltito! ¡Te estaba buscando!"

Valeria observó la escena con una gran sonrisa. Estaba feliz de haber ayudado a su nuevo amigo.

"Gracias, Valeria. No sé qué hubiera hecho sin ti. Eres la mejor!" - dijo Saltito.

"Siempre es bueno ayudar a los amigos. ¡Y siempre hay que estar dispuesto a vivir aventuras!" - respondió ella.

De repente, el cielo comenzó a oscurecerse. Las nubes se agruparon y el viento aulló fuerte. Valeria miró hacia arriba inquieta.

"No me gusta cómo se ve eso. ¡Rápido, tenemos que regresar!" - sugirió.

"¡Pero no conozco el camino!" - lamentó Saltito.

La madre conejo intervino.

"Yo puedo ayudar. Conozco el valle. Síganme, les mostraré el camino seguro" - dijo.

Así, Valeria, Saltito y la familia de conejos siguieron a la madre conejo mientras la tormenta se intensificaba. Valeria estaba asustada, pero decidió ser valiente.

"¡No hay que perder la fe! Juntos encontraremos el camino a casa" - dijo Valeria, tratando de alentar a todos.

Finalmente, encontraron un refugio bajo un gran árbol donde pudieron esperar a que pasara la tormenta.

"A veces, las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que no podamos encontrar el camino, sólo necesitamos paciencia" - dijo Valeria.

Los demás asintieron, sintiéndose más relajados.

Una vez que la tormenta pasó, las nubes se disiparon y apareció el sol creando un paisaje aún más hermoso que antes.

"¡Miren! ¡Es un arcoíris!" - gritó Saltito, apuntando al cielo.

"¡Y lo conseguimos! ¡aquí todos juntos!" - respondió Valeria sonriendo.

Cuando regresaron al hogar de Valeria, todos estaban allí para recibirlos.

"¡La Reyna del Valle ha vuelto con sus amigos!" - exclamó su madre.

Valeria miró a Saltito y su nueva familia, dándose cuenta de que las verdaderas aventuras y los amigos son lo que realmente hacen que un día sea especial.

Y así, Valeria aprendió que no solo se necesita valor para enfrentar nuevas aventuras, también se necesita la bondad en el corazón para ayudar a otros. Desde aquel día, Valeria se ganó no solo ser llamada la "Reyna del Valle", sino también la "Amiga del Valle". Y así, siempre estuvo lista para cualquier aventura que el mañana le trajera.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!