Rita y el Monstruo del Enojo



Rita era una niña pelirroja con ojos azules muy alegre y creativa. Le encantaba dibujar, pintar y hacer manualidades. Pero un día, algo extraño comenzó a sucederle.

Sus padres le pedían que hiciera sus deberes antes de jugar, lo cual la ponía de mal humor. Además, una manualidad que estaba haciendo no le salía como esperaba y se frustraba cada vez más.

Un día, mientras Rita intentaba terminar su tarea escolar con enojo, vio algo inusual en su habitación: ¡un pequeño monstruo verde estaba parado al lado de su escritorio! Era el "Monstruo del Enojo", que aparecía cuando alguien se sentía demasiado enfadado. - ¿Quién eres tú? -preguntó Rita sorprendida.

- Soy el Monstruo del Enojo -respondió la criatura con voz ronca-. Estoy aquí porque has estado sintiendo mucha ira últimamente. Rita se asustó un poco al principio, pero luego decidió hablar con el monstruo para entender por qué estaba allí.

- ¿Por qué apareciste ahora? -preguntó Rita con curiosidad. El Monstruo del Enojo explicó que había llegado porque Rita no estaba manejando bien sus emociones.

Le dijo que era normal sentirse enojada de vez en cuando, pero que era importante aprender a controlar ese sentimiento para no lastimar a los demás ni a uno mismo. Rita reflexionó sobre las palabras del monstruo y se dio cuenta de que tenía razón. Decidió buscar formas saludables de expresar su ira y manejarla adecuadamente.

Comenzó a practicar la respiración profunda cuando se sentía molesta y hablaba con sus padres sobre cómo se encontraba en lugar de guardar todo para sí misma.

Con el tiempo, Rita aprendió a identificar cuándo estaba empezando a sentirse enojada y qué podía hacer al respecto. Descubrió que salir a caminar o dibujar lo ayudaba a calmarse y ver las cosas desde otra perspectiva.

El Monstruo del Enojo seguía visitándola ocasionalmente, pero ahora lo veía como un recordatorio amistoso de la importancia de manejar sus emociones. Finalmente, Rita comprendió que todos tenemos emociones diferentes y está bien sentirnos molestos de vez en cuando; lo crucial es saber cómo gestionarlas adecuadamente sin dejar que nos controlen.

Con esta nueva habilidad, pudo disfrutar nuevamente de sus actividades creativas sin dejar que la ira dominara su día a día.

Y así, entre pinceles y colores brillantes, Rita aprendió una valiosa lección: el poder de transformar el enojo en algo positivo y constructivo.

FIN.

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