Rita y Juan en la Tierra de Extremadura



Había una vez dos niños llamados Rita y Juan que vivían en un pequeño pueblo de Argentina.

A ellos les encantaba aprender sobre diferentes culturas y tradiciones, así que decidieron emprender un viaje a través del tiempo para conocer las características de Extremadura, una región llena de historia y folclore. Rita era una niña curiosa y entusiasta, siempre lista para nuevas aventuras.

Juan, por otro lado, era más tranquilo pero igualmente emocionado por descubrir todo lo que Extremadura tenía para ofrecer. Un día soleado, los dos amigos se encontraron en la plaza del pueblo con sus mochilas llenas de libros y mapas.

Habían investigado mucho sobre Extremadura antes de su viaje y estaban ansiosos por poner en práctica todo lo aprendido. "¡Hola Rita! ¡Estoy tan emocionado por nuestro viaje a Extremadura!", exclamó Juan mientras abrazaba a su amiga. "¡Hola Juan! Yo también estoy muy emocionada.

He oído hablar sobre las tradiciones folclóricas extremadureñas y no puedo esperar para experimentarlas", respondió Rita con una sonrisa radiante. Los niños subieron al avión con destino a España y llegaron a la hermosa región de Extremadura.

Allí fueron recibidos por un guía turístico local llamado Carlos, quien los acompañaría durante toda su visita. Carlos les mostró el camino hacia el corazón del folclore extremeño: Mérida. La ciudad estaba repleta de antiguos monumentos romanos como el Teatro Romano y el Acueducto de Los Milagros.

Los ojos de Rita y Juan se iluminaron al ver la grandeza de estas construcciones. "¡Increíble! Nunca había visto algo así", exclamó Rita emocionada. "Es asombroso cómo los romanos construyeron estas maravillas hace tantos años", añadió Juan admirado.

Después de explorar Mérida, Carlos llevó a los niños a un típico restaurante extremeño para que pudieran probar la deliciosa gastronomía local. Les sirvieron platos como el famoso gazpacho extremeño, las migas y el cerdo ibérico. Los niños saborearon cada bocado con entusiasmo.

"¡Esto es increíblemente delicioso!", dijo Rita mientras devoraba su plato de migas. "No puedo creer lo jugosa que está esta carne de cerdo ibérico", comentó Juan con una sonrisa en su rostro.

Después de disfrutar de una comida satisfactoria, los tres continuaron su viaje hacia Trujillo, un pintoresco pueblo medieval conocido por sus casas señoriales y su impresionante castillo. Allí fueron recibidos por un grupo de músicos tradicionales que les enseñaron sobre la música folclórica extremadureña.

Rita y Juan se animaron a bailar al ritmo de las jotas y las seguidillas, contagiando a todos con su alegría.

La siguiente parada fue en el Parque Nacional Monfragüe, donde pudieron apreciar la diversidad de flora y fauna que habita en Extremadura. Vieron águilas imperiales volando majestuosamente sobre sus cabezas, así como hermosas flores silvestres que adornaban el paisaje. "¡Mira, Rita! ¡Un águila imperial!", exclamó Juan emocionado. "Es realmente impresionante.

La naturaleza en Extremadura es simplemente maravillosa", respondió Rita con asombro. Al final de su viaje, los niños se despidieron de Carlos y regresaron a su pequeño pueblo en Argentina.

Habían aprendido mucho sobre las características de Extremadura: sus tradiciones, su gastronomía, su música, su flora y fauna, sus monumentos... Pero lo más importante fue que habían descubierto la importancia de valorar y respetar las diferentes culturas del mundo.

Rita y Juan se prometieron seguir explorando nuevas culturas juntos y compartir sus experiencias con todos aquellos que quisieran escuchar. Y así, continuaron aprendiendo y disfrutando de todas las maravillas que el mundo tenía para ofrecer.

FIN.

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