Roberto y la solidaridad en Mendoza


En un hermoso día de primavera en Mendoza, Argentina, Roberto el ratón chiquito y blanco se despertó con una gran responsabilidad.

Era el encargado de reagarrar los dientes que los niños dejaban debajo de sus almohadas y dejarles dinero a cambio. Con su pequeña bolsa llena de monedas, salió corriendo hacia la primera casa en su lista.

Al llegar a la casa de Sofía, una niña muy simpática y risueña, Roberto se coló por la ventana y encontró el diente que ella había dejado debajo de la almohada. Rápidamente dejó una moneda brillante a cambio y salió corriendo antes de ser descubierto. Al avanzar por las calles empedradas de Mendoza, Roberto se topó con un desafío inesperado.

Un gato callejero lo vio pasar y empezó a perseguirlo con ganas de atraparlo para hacerlo su cena. Roberto corría velozmente entre las macetas y los rincones oscuros, buscando desesperadamente una salida.

Justo cuando parecía que el gato lo alcanzaría, Roberto vio un agujero en la pared de una vieja casa abandonada y se deslizó rápidamente por él.

Del otro lado, se encontraba en un jardín secreto lleno de flores coloridas donde reinaba la paz y la tranquilidad. "¡Uf! Eso estuvo cerca", suspiró Roberto aliviado mientras recuperaba el aliento. De repente, escuchó sollozos provenientes del otro lado del jardín. Curioso, decidió acercarse sigilosamente para ver qué ocurría.

Descubrió a Martín, un niño triste porque había perdido su diente sin darse cuenta y pensaba que no recibiría dinero a cambio. Sin dudarlo, Roberto sacó una moneda extra de su bolsa y se acercó silenciosamente al niño dormido para dejarla bajo su almohada.

Martín despertaría feliz al día siguiente sin saber nunca lo ocurrido. "¡Gracias!", susurró Martín en sueños mientras sonreía plácidamente. Roberto volvió al jardín secreto sintiéndose contento por haber ayudado a ese niño tan especial.

Aprendió que siempre hay formas creativas e inesperadas de resolver problemas difíciles si uno mantiene la calma y piensa con claridad.

Con renovada energía, nuestro valiente ratón blanco continuó su misión por las casas de Mendoza llevando alegría a todos los niños que habían perdido sus dientes esa noche. Y así, cada vez que alguien encuentre una moneda bajo su almohada en esta ciudad argentina tan especial sabrá que ha sido visitado por el bondadoso Roberto: ¡el ratón recolector de dientes!

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