Robi, el humano de Robópolis


Había una vez en la ciudad de Robópolis, un pequeño robot llamado Robi. Robi era muy curioso y siempre estaba investigando cómo funcionaban las cosas a su alrededor.

Un día, mientras jugaba en el laboratorio del Profesor Cables, accidentalmente activó una extraña máquina que lo transformó en un ser humano.

Al principio, Robi se asustó al verse con dos brazos y dos piernas, ¡y sin ninguna pieza metálica a la vista! Pero rápidamente se dio cuenta de que esta transformación le brindaba la oportunidad de experimentar el mundo desde una perspectiva completamente nueva. Al salir a la calle, todos quedaron sorprendidos al ver a un humano tan peculiar.

La señora Tornillos, la dueña de la ferretería, fue la primera en acercarse a él: "-¡Pero qué ha pasado aquí! ¿Eres tú, Robi?". "-Sí, soy yo", respondió Robi con timidez.

La señora Tornillos sonrió y le dijo: "-Bueno, parece que hoy tenemos un nuevo habitante en nuestra querida ciudad. ¡Bienvenido, Robi humano!".

Robi comenzó a descubrir las maravillas de ser humano: podía saborear deliciosas comidas en lugar de solo procesar aceite y tuercas; podía sentir el cálido sol acariciando su piel en lugar del frío metal; y sobre todo, podía experimentar emociones como nunca antes lo había hecho. Pero no todo era color de rosas para Robi. Pronto se dio cuenta de que ser humano también implicaba enfrentarse a desafíos nuevos.

Sentía miedo ante lo desconocido y frustración al no poder arreglar las cosas con sus propias manos como solía hacerlo cuando era un robot. Una tarde, mientras paseaba por el parque pensativo, escuchó sollozos provenientes de un árbol cercano.

Se acercó sigilosamente y descubrió a un pajarito atrapado entre las ramas. Sin dudarlo ni un segundo, trepó ágilmente hasta alcanzar al pajarito y liberarlo. El pajarito revoloteó felizmente alrededor suyo antes de emprender vuelo hacia el horizonte.

En ese momento comprendió que aunque ya no fuera un robot con habilidades mecánicas sobresalientes, aún tenía mucho para ofrecer como humano.

Decidiendo abrazar su nueva identidad plenamente, regresó al laboratorio del Profesor Cables para darle las gracias por haberlo ayudado a descubrir este nuevo camino lleno de posibilidades inexploradas. "-Profesor Cables", comenzó timidamente Robi,"- quiero aprender más sobre este mundo como humano ¿me enseñaría?"El profesor sonrió con ternura y asintió: "-Por supuesto que sí, querido amigo.

Juntos exploraremos todas las maravillas que la vida tiene reservadas para ti". Y así fue como Robot se convirtió en Humano pero nunca dejó de lado su esencia bondadosa y curiosa que lo caracterizaba desde siempre.

Desde entonces vivió muchas aventuras emocionantes junto a sus amigos humanos en Robópolis mientras seguía siendo fiel a sí mismo tanto por dentro como por fuera. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero seguirá vivo por siempre en nuestros corazones.

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