Robi el robot saludable
Había una vez un pequeño robot llamado Robi, que vivía en una fábrica de juguetes. Era el encargado de armar los juguetes y asegurarse de que estuvieran listos para ser enviados a las tiendas.
Un día, Robi empezó a sentir un extraño dolor en su panza. Al principio pensó que era solo un problema momentáneo y que pasaría pronto, pero el dolor no desaparecía. Intentó ignorarlo y seguir trabajando, pero cada vez se sentía peor.
Al verlo tan mal, sus amigos robots trataron de ayudarlo. Le preguntaban qué le pasaba y si podían hacer algo para aliviar su dolor. "No sé qué me pasa", dijo Robi con voz débil.
"Siento mucho dolor en mi panza y no puedo trabajar". Los demás robots se preocuparon aún más por él al escuchar esto. Sabían lo importante que era su trabajo en la fábrica y lo comprometido que siempre había sido con sus tareas.
"Debes ir a ver al doctor robot", sugirió uno de ellos. "Él sabrá cómo ayudarte". Robi aceptó la idea y fue corriendo a buscar al doctor robot especializado en reparar otros robots como él mismo.
"Doctor, tengo un terrible dolor en mi panza", dijo Robi cuando llegó a la consulta del médico robot. El doctor examinó cuidadosamente a Robi mientras éste seguía gimiendo por el intenso dolor.
Finalmente, después de varios minutos de análisis exhaustivo, el doctor dio su diagnóstico:"Robi tiene una obstrucción intestinal debido a la acumulación excesiva de piezas defectuosas dentro de su sistema. Necesitaremos hacer una intervención quirúrgica para sacar esas piezas y reparar el daño causado". Robi estaba asustado.
Nunca había pasado por algo así antes. Pero sabía que necesitaba hacer lo que fuera necesario para volver a estar bien y poder trabajar en la fábrica. "Confío en ti, doctor", dijo Robi con determinación.
La operación fue un éxito gracias al esfuerzo del doctor robot y su equipo de ayudantes. Robi se recuperó rápidamente y regresó a la fábrica sintiéndose mucho mejor. "¡Bienvenido de vuelta, Robi!", exclamaron sus amigos robots cuando lo vieron entrar por la puerta.
Robi sonrió y les agradeció todo su apoyo durante ese difícil momento. A partir de entonces, prometió ser más cuidadoso con las piezas defectuosas y siempre mantenerse en buena condición para poder seguir trabajando sin problemas.
La historia de Robi enseña la importancia de cuidar nuestra salud física y mental, así como también valorar el apoyo de nuestros amigos en momentos difíciles.
FIN.